jueves, 15 de octubre de 2009

Respirar durante el parto


[…] Ahora les voy a enseñar un ejercicio respiratorio muy sencillo, pero que poco a poco amplía la capacidad torácica, resultando muy beneficioso por lo que les he explicado de respirar debidamente. Además, una respiración correcta y profunda les facilitará el parto, y durante el embarazo les suprimirá molestias y sofocos que hemos venido atribuyendo al desarrollo progresivo del útero, cosa que no tiene por qué molestar, pues está hecho para crecer. Estos sofocos, en realidad, se deben a la acumulación en la sangre de productos de desecho del feto que, con la respiración, son eliminados junto con el ácido carbónico de la madre.

Este ejercicio respiratorio consta de tres tiempos. Les recomiendo que lo hagan despacito, sin nada que les apriete el pecho y, naturalmente, en un sitio que haya aire lo más puro y sano posible.

Primer tiempo: Inspiración por la nariz, con la boca cerrada, lenta y todo lo profunda que se pueda.

Segundo tiempo: Abrir la boca, dejando escapar el aire por ella.

Tercer tiempo: Soplar muy despacito, como para inclinar, sin apagarla, la llama de una vela.

Deben ustedes repetir este ejercicio cinco veces por la mañana y otras cinco por la tarde.

[...] Como el útero es un saco musculoso trabaja igual que el brazo y que todos los demás músculos del cuerpo, bajo el mandato directo del cerebro, acor¬tando y ensanchando sus fibras, poniéndose duro. El trabajo aquí, naturalmente es distinto. El útero empuja al feto acabado de formar para que salga, y en este trabajo intervienen dos factores músculo y cerebro. El cerebro da al músculo la orden de que trabaje. La orden parte del cerebro al músculo. Es recibida por el músculo y ejecutada. Entonces del músculo parte una respuesta al ce¬rebro (flecha negra), como diciendo: "Ya lo he hecho". El cerebro, como órgano superior, recibe toda clase de sensaciones de los demás órganos y las cla¬sifica. Es decir, analiza y se entera de las cosas que pasan en, los órganos para mandarles obrar en consecuencia y en beneficio de todo el organismo. Es el cerebro quien manda retirar instantánea¬mente la mano de una sensación desagradable y perjudicial, como, por ejemplo, ante una quemadu¬ra o un pinchazo. Es el cerebro "el que dice: 'Esto es frío", "Esto es hambre ", "Esto es dolor", etc. Y el que manda encogerse, estirarse, segregar jugos, etc.

[...] Mientras al cerebro, le llegan sensaciones que conoce de antemano no ocurre nada que lo altere. Es como sí a una corriente eléctrica se enchufa un aparato del voltaje y potencia correspondientes. El aparato funciona y la instalación sigue igual. La circulación sanguínea, la digestión, etc., son trabajos .fisiológicos en los que el cerebro interviene tan activamente como en el parto, pero que no le perturban en absoluto, porque son cosas que conoce y espera.

¿Qué ocurre con la contracción uterina? Que como no se da a luz todos los días el cerebro no la espera. Mejor aún, la espera creyendo que es un dolor, porque todas las mujeres antes que llegue han pensado en parto = dolor. Cuando desde el útero llega al cerebro la señal contracción el cerebro se equivoca y dice: "Esto es dolor" y da orden de dolor, de defensa, a todos los, órganos, creando entonces erróneamente el dolor verdadero, porque ha recibido una sensación, diferente de las acostumbradas. […] Si quieren dar a luz sin dolor tienen que reforzar la capacidad reactiva de sensaciones del cerebro para que en su día reciba el aviso contracción en su significado y sentido verdaderos. […] En el parto preparado el cerebro sabe que van a presentarse contracciones, una sensación extraña que antes no había sentido, pero que no es dolor. Cuando la contracción llega la recibe, la analiza y se entera "Esto es la contracción". En consecuencia, el cerebro da al organismo or¬den de parto, orden de colaborar todo él en la tarea con arreglo a un plan que ya tiene trazado de antemano, que hemos preparado minuciosamente durante estas charlas. Este plan de parto, este aprendizaje de parto es lo que vamos a estudiar aquí para que cuando llegue no haya lugar a equivocaciones, tomando por dolores otra sensación.

[…] En su progresión la presentación fetal es empujada directamente por las fibras uterinas, y de una manera indirecta, de arriba abajo, por el diafragma, y de fuera a dentro por los músculos abdominales, y frenada por los músculos del periné, donde siempre encuentra mayor o menor resistencia. Les llamo muy especialmente la atención sobre estos tres músculos, diafragma, abdominales y periné, porque si siguen ustedes mis instrucciones es posible hacerlos trabajar inteligentemente en provecho del parto, como hacemos trabajar a los músculos de nuestras manos y nuestras piernas para la vida corriente.

[…] Hay que empezar hoy mismo a educar los músculos para poder controlarlos cuando y como ustedes quieran. El día del parto es necesario que sean capaces de dejar todos los músculos del cuerpo laxos, relajados por completo, haciendo que únicamente el útero se contraiga.

1. Porque se aprovecha así de todo el oxígeno del cuerpo, necesario al trabajo muscular, y de toda la energía del cerebro.

2. Porque la contracción de otros músculos, sobre todo los relacionados con el periné, pueden dificultar el parto.

3. Porque la relajación es necesaria para que el niño efectúe cómodamente y sin sufrimiento para él los movimientos de flexión y rotación necesarios para su salida por la forma especial de la pelvis ósea.

[…] La intervención activa de la futura madre, en esta parte del parto, podemos resumirla en cuatro puntos, con arreglo a los cuales, he aquí lo que tiene que hacer:

1º Recordar que el origen del dolor en el parto es un reflejo condicional, es la respuesta del cerebro desorientado ante una sensación extraña. En ustedes es imposible que ese dolor, ese reflejo, se produzca. Cuando sientan una sensación extraña, un endurecimiento y tirantez del vientre ustedes le reconocen inmediatamente como Contracción indolora. Ni por un segundo deben dudar.

2º El útero necesita para su normal trabajo absoluta y completa independencia. La menor cris¬pación de cualquier otro músculo puede perturbar su contracción y volverla dolorosa.

Además, tengan ustedes en cuenta cómo se efectúa esta dilatación. Ya saben ustedes que es preciso que el cuello esté muy blando y el útero muy fuerte para que sea la contracción aprovechada al máximo. Por eso, durante la contracción, hay que rela¬jarse, como les he enseñado. Tanto más completo será el relajamiento cuanto más frecuente e intensa sea la contracción.

La relajación cumple, asÍ, dos funciones ablanda los músculos que no han de trabajar y que pueden estorbar el trabajo no permite al útero aprovechar toda la fuerza del organismo para su tarea.

3º Todo trabajo muscular quema oxígeno. Seguramente han leído o han oído decir que a los futbolistas, atletas y deportistas en general se les administra oxígeno para reponer sus músculos y para que éstos rindan así el máximo esfuerzo.

Los músculos uterinos necesitan también un refuerzo de oxígeno para poder llevar a cabo sin fatiga, es decir, sin dolor, el duro trabajo del parto. Para ello es suficiente hacer un par de inspiraciones fuertes, antes y después de la contracción, es decir, cuando la sientan venir y cuando ya haya pasado. El oxígeno del aire inspirado, lenta y profundamente, reemplaza de una manera muy rápida al quemado por la contracción y previene el dolor causado por la fatiga muscular, lo que en los brazos o en las piernas llamamos agujetas.

4º Encima del útero hay un músculo muy importante, llamado diafragma, que separa el abdo¬men del tórax y que en la respiración funciona como muestran los dibujos de las láminas 22 y 23).

Durante la inspiración, la cavidad torácica se llena de aire, se amplía, y el diafragma baja. Durante la expiración, el aire sale, la cavidad torácica disminuye, y el diafragma sube.

Por otra parte, en el fondo del útero existen multitud de terminales nerviosos que, bajo la presión del diafragma, pueden afectarse y doler. Nosotras, que lo sabemos de antemano, vamos a remediarlo de una forma muy sencilla impidiendo que baje el diafragma mientras el útero sube, es decir, durante la contracción. Cuanto más honda y más lenta es la respiración, entra más aire y el diafragma baja más. Cuanto más superficial y más rápida, entra menos aire y el diafragma baja menos. Fíjense bien en esto, porque es muy importante.

Ustedes tienen que conseguir que durante la contracción entre el menor aire posible en sus pulmones. Claro que, si entra menos aire, entra menos oxígeno y acabamos de decir que hace falta mucho oxígeno. Esta aparente contradicción puede remediarse sencillamente tomando poco aire muchas veces, en vez de mucho aire de una sola vez.

Respirando con la que vamos a llamar respiración anhelante.

Ahora ya saben ustedes cómo ayudar y dirigir el trabajo de dilatación en el parto.


Fragmento sacado del libro "El Parto Sin Dolor" de Consuelo Ruiz.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Ejercicios para facilitar el paso del bebé por el canal de parto

Según los especialistas, hay una serie de ejercicios muy adecuados para que cuando llegue el momento del parto, al bebé le sea más fácil pasar por el canal de parto. El ejercicio durante el embarazo es muy beneficioso, ya que reduce el estrés cardiovascular, controla el peso e incluso favorece la recuperación durante el posparto.

En anteriores ocasiones hemos hablado de lo beneficioso que son algunos ejercicios, pero faltaba resaltar esta característica,facilitar el paso del bebé a través del canal de parto. Los ejercicios puedes realizarlos en tu casa y te servirán para reforzar músculos que quedan inactivos e intentar prepararlos para el momento del parto.

Estos ejercicios debes realizarlos de una forma suave y nunca forzando la musculatura, ya que esto podría conllevar algún pequeño problema muscular.

Uno de los ejercicios consiste en adoptar la posición turca, es decir, sentarse cruzando las piernas como si de una postura de yoga se tratara. En este ejercicio, debes intentar cerrar ano y vagina y mantener la presión durante unos segundos. El ejercicio se debe realizar al menos 10 veces.

Seguidamente, con esta misma postura, respira 3 o 4 veces con el abdomen y a continuación mueve la cabeza hacia la derecha y hacia la izquierda describiendo un semicírculo. Este par de ejercicios ayudan a tonificar al bebé y a relajar tu cuello, abdomen y hombros.posicion_gato.jpg

Otra postura que se recomienda, es la postura de gato, se trata de intentar colocar la pelvis a la altura de los talones y a la vez, llevar las manos hacia delante estirando la espalda lo máximo posible. Este ejercicio ayuda a relajar y estirar la espalda.

La flexibilidad en las caderas también es muy importante, con este ejercicio ganarás un poco más de flexibilidad. Debes tumbarte de lado, levantando la pierna flexionada y siempre muy despacio. A la vez que realizas este ejercicio, debes acompañarlo de la respiración, inspirar cuando levantas la pierna y expirar mientras la cierras.

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La fisioterapia obstétrica ayuda a evitar lesiones del suelo pélvico, a un mejor parto y a una mejor recuperación"


La fisioterapia obstétrica es aún una disciplina poco extendida en el sistema sanitario argentino a diferencia de lo que ocurre en otros países, cuando es mucho lo que el fisioterapeuta obstétrico puede hacer durante el embarazo, parto y postparto de una mujer. Disminuir los síntomas dolorosos, evitar que se dañe el suelo pélvico y facilitar el alumbramiento y la recuperación de la fémina son algunas de sus funciones. José Miguel Amóstegui, especialista en fisioterapia obstétrica y presidente de la Sociedad Española de Fisioterapia y Pelviperineología (SEFIP), lo cuenta en esta entrevista.

¿Cuáles son los principales problemas derivados del embarazo y el parto en la zona perineal –o suelo pélvico- en las mujeres?
La zona perineal de la mujer es muy vulnerable y está expuesta a múltiples lesiones. Hasta hace poco la mujer se mantenía en la cultura de la fatalidad y la resignación, “aceptando” la incontinencia urinaria como “cosa de mujeres” y que tenía que soportarlo igual que hizo su madre, su abuela… situación que disminuía de forma importante su calidad de vida. La mujer actual, totalmente incorporada a la vida social y laboral, demanda soluciones más eficaces a su problema de incontinencia urinaria. En aquellos casos en los que no está indicada la cirugía, el tratamiento conservador a base de una fisioterapia especializada –uroginecológica-, soluciona el 80% de estos problemas de incontinencia urinaria de esfuerzo.

-¿Qué es la fisioterapia obstétrica?
La fisioterapia obstétrica es aquella parte de la fisioterapia que se acerca al hecho obstétrico en sus tres estadios de embarazo, parto y posparto, cubriendo aspectos preventivos y terapéuticos. Los fisioterapeutas especializados se encargarán de la preparación física de la embarazada a la maternidad, con una gimnasia prenatal específica, y de una toma de conciencia y prevención de las disfunciones del suelo pélvico. Con vistas al parto adiestrará a la gestante en aquellas posturas y tipos de pujo que faciliten el nacimiento del bebé con el mínimo daño perineal. En el posparto será decisiva la actuación fisioterápica para la reeducación abdomino-pelviperineal de la puérpera.

-¿Se trata de una técnica preventiva o está indicada para resolver los problemas a posteriori?
En el embarazo quizá podríamos entender que es una actuación más profiláctica que terapéutica aunque son muchas las circunstancias y problemas que acompañan a la embarazada, aparte de los del suelo pélvico (incontinencia urinaria), como es toda esa patología dolorosa que surge el último trimestre del embarazo y que afecta sobre todo a la región lumbopélvica (socroilialgias, lumbalgias, etc.). La condición de “intocable” que adquiere la embarazada por miedo al efecto iatrogénico de un tratamiento médico hace que muchas gestantes sufran dolores e incapacidades funcionales las últimas semanas de gestación. Es aquí donde la fisioterapia obstétrica, con técnicas suaves, consigue resultados excelentes.

-¿Cuál es la labor de fisioterapeuta obstétrico?
Además de encargarse de la preparación física de la embarazada, como he comentado anteriormente, el fisioterapeuta formará parte del equipo multidisciplinar (matrona, ginecólogo…) de atención a la salud de mujer gestante. Se encargará de impartir la escuela perineal, donde la mujer tome conciencia de estas estructuras, haciendo una buena prevención en el embarazo y aprendiendo a realizar una buena gestión de las mismas en el parto. Además, orientará a la embarazada en cuanto a las posturas correctas en las actividades de la vida diaria y la realización de una actividad física adecuada a su condición.

-¿Qué se le enseña a la mujer embarazada durante esta preparación? ¿Cuándo debe comenzarla?
Le enseñamos a realizar una preparación física adecuada, que le permita a adaptarse a los cambios morfológicos y hormonales que va experimentando sin que los mismos lleguen a producir daños lumbopélvicos. La gimnasia prenatal deberá iniciarse a partir de la semana 32 de gestación, e irá orientada para que llegue en mejores condiciones físicas al parto, tenga un mejor parto y una mejor recuperación en el post parto. Además de la gimnasia prenatal les enseñamos a darse masaje perineal y realizar práctica con el EPINO® para evitar las episiotomías, desgarros y facilitar la salida del bebé.

-¿Y después del parto?
La labor del fisioterapeuta en el posparto será fundamental con una actuación precoz, inmediatamente después del parto, con un trabajo de terapia manual sobre la pelvis, el cóccix y un trabajo analítico de las estructuras abdomino-perineales. En una fase posterior es recomendable que a la puérpera se le realice una valoración del suelo pélvico que nos permita objetivar posibles disfunciones, realizar un tratamiento si procede o darle los consejos oportunos para su normalización funcional.

jueves, 1 de octubre de 2009

Posturas "embarazosas"

Cómo moverte durante 9 meses

¿Cómo te agachas, planchas, duermes o caminas? ¿Qué postura adoptas para todas estas tareas? Si quieres evitar muchas de las molestias típicas de embarazo, tendrás que variar tus hábitos.

A medida que tu barriga aumenta de tamaño, tu centro de gravedad se desplaza hacia delante y hacia abajo, lo cual puede provocar lumbalgias o episodios de ciática. Por otra parte, el peso del útero dificulta el retorno venoso y el simple hecho de pasar muchas horas de pie puede favorecer la aparición de varices o pesadez en las piernas. Sigue estos consejos para encontrarte mucho mejor.

Caminar

Postura al caminar

Sí. Erguida, con la espalda recta, los glúteos duros, la panza hacia dentro, la cabeza alta y los brazos balanceándose rítmicamente a los lados.
No. Huye de la típica postura de embarazada con la panza hacia delante y la columna arqueada. En esta posición, la espalda se curva excesivamente y pueden aparecer molestias en esta zona.
Consejo: Utiliza zapatos de tacón medio, de unos 3 o 4 cm. Y, si estás en casa, camina descalza o con unos calcetines. Es un buen ejercicio para trabajar los músculos de la planta del pie y mejorar la circulación.

Subir escaleras

Subir escaleras

Sí. Mantén recta la espalda (no la dobles hacia delante ni saques “culete”) y apoya toda la planta del pie (y no solo la punta) en cada peldaño. Ayúdate del pasamanos para no perder el equilibrio y no cansarte demasiado.
No. Evita bajar escaleras, el movimiento descendente y a “golpecitos” no resulta muy recomendable para tu útero.
Consejo: Explota al máximo tu condición de embarazada y consigue que te dejen hueco en el ascensor. Debido al sobrepeso que se produce en la gestación, al bajar las escaleras, las articulaciones de tus piernas, en especial de las rodillas, tienen que soportar una gran fuerza.

Tumbarte

Cómo tumbarse

Sí. La mejor postura para dormir es de costado, y preferiblemente sobre el lado izquierdo. Para mayor comodidad, coloca una almohada entre las piernas.
No. Dormir boca arriba con las piernas extendidas aumenta el arco lumbar y las molestias de espalda. Boca abajo solo podrás hacerlo hasta que el volumen del abdomen te lo impida.
Consejo: Si quieres estar tumbada boca arriba para leer o tomar el sol, flexiona las rodillas y ponte un almohadón debajo. Así conseguirás que la espalda esté recta.

Al levantarte de la cama

Cómo levantarse

Sí. Girada como estás, apoya el codo izquierdo y haz fuerza con la mano derecha sobre el colchón hasta que logres incorporarte. Al mismo tiempo, ve liberando las piernas del colchón. Al final, debes quedarte sentada en la cama con las piernas fuera, tocando el suelo, y desde ahí, levantarte.
No. Si estás tumbada boca arriba, no te levantes frontalmente. Sobrecargarías excesivamente la zona lumbar y aumentarías el riesgo de ciática y dolores de espalda.
Consejo: No te levantes rápidamente. Si cambias bruscamente de postura, será más probable que te marees. Y un truco: al acostarte, no te olvides de dejar las zapatillas “estratégicamente” colocadas para que cuando te levantes no tengas que agacharte a buscarlas.

Agacharse

Al agacharte
Sí. Flexiona las rodillas y separa ligeramente las piernas, manteniendo la espalda recta. Hazlo lentamente.
No. Evita arquear la espalda hacia delante y mantener las piernas rectas.
Consejo: Si no tienes mucho equilibrio, no te “arriesgues”. Apóyate en la pared o en algún soporte hasta llegar al suelo… y hazlo también para levantarte.


De pie

De pie
Sí. Si tienes que permanecer muchas horas de pie, separa las piernas ligeramente y coloca los pies de forma alternativa sobre un escabel. Si no tienes, apoya las manos en una mesa, y flexiona una pierda doblando la rodilla y curvando ligeramente la espalda hacia delante.
No. Evita adoptar la postura referida en el apartado de Caminar.
Consejo: Si no tienes posibilidad de sentarte en tu puesto de trabajo, apóyate en la pared de vez en cuando para descargar la tensión en la zona lumbar. Pero, ojo, la parte que tiene que tocar la pared es la inferior (glúteos y región lumbar) no la superior (omóplatos) ya que así aumentarías la curvatura.

En la computadora

En el ordenador

Sí. Si el tamaño de tu panza te impide acercarte a la mesa, es preferible que bajes un poco la silla o subas la altura de la mesa, para que puedas “meter” la panza dentro.
No. Intenta no acercarte a la mesa, curvando la espalda, ni dejes los brazos sin apoyo, en tensión.
Consejo: Busca una silla con reposabrazos y regulable en altura para ajustarla a la medida que necesites en cada momento. Levántate cada 45 minutos para liberar tensiones.

En el coche

En el coche

Sí. Para entrar en el coche, siéntate primero con los pies fuera de automóvil y luego, gírate e introduce una pierna después de la otra, haciendo fuerza con tus manos sobre el asiento. Si el firme de la carretera está en mal estado y notas contracciones, para el coche hasta que se te pasen. Si vas a realizar un viaje largo, descansa cada 100-120 km.
No. A pesar de que el código de circulación permite a las embarazadas ir sin cinturón, te recomendamos que lo uses aún en distancias cortas.
Nuestro consejo: Coloca la parte inferior del cinturón por debajo de la panza para que, en caso de frenazo, no comprima el útero. Existen dispositivos en el mercado que facilitan esta posición.

Levantar peso

Levantar peso

Sí. Sitúate lo más cerca posible del objeto y baja como se indica en el apartado Al agacharse. Sube el peso lo más pegado a tu cuerpo y levántate con la espalda recta. Si se trata de coger a un niño, llévale “sentado” en la cadera y coloca la pierna de apoyo hacia fuera cuando estés parada para evitar alguna inoportuna patada del pequeño.
No. Olvídate de cargar pesos por encima del hombro.
Consejo: Reparte el peso en los dos brazos aunque tengas que llevar más bultos.

Sentarte

Cómo sentarse

Sí. Lleva los glúteos hasta el final del asiento a fin de mantener recta la espalda. Si notas que la parte lumbar no está apoyada, utiliza un almohadón. Coloca las piernas elevadas sobre un escabel o una silla y un cojín.
No. Evita los asientos demasiado blandos en los que te hundas. No favorece la posición de la espalda y, además, te costará más esfuerzo levantarte. Tampoco utilices taburetes sin respaldo e intenta no cruzas las piernas.
Consejo: Mientras estés sentada, aprovecha para realizar movimientos de flexión y rotación con los tobillos. Es una buena forma de activar la circulación y evitar la aparición de varices.