martes, 29 de junio de 2010

"No lo cojas en brazos, que se acostumbra"


La crianza de los niños está llena de consejos y sugerencias relacionados con el acostumbrarse o con el no acostumbrarse.

La mayoría de padres y madres escuchamos y leemos consejos que recomiendan no hacer según qué cosas para que no se acostumbren y otros que recomiendan hacer algunas otras para que sí se acostumbren.

El problema es quién o qué determina cuáles son las cosas a las que se tienen que acostumbrar y cuáles son las que no deberían hacerse rutinarias, para evitar acostumbrarse.

Para ejemplificar lo que quiero explicar me centraré en un “no hacer”, que se acostumbra: No lo cojas en brazos, que se acostumbra.

Estoy seguro que cualquier padre o madre puede decir sin mentir que en algún momento ha recibido este consejo de boca de algún familiar, amigo, conocido, pediatra, enfermera, psicólogo, cajera, señora mayor que se acerca a ver al bebé, señora de la limpieza de la escalera u otros.

Hay padres y madres a los que les molestan estas situaciones, y hay otros a los que ya nos da un poco igual. Según se tercie damos las gracias por el consejo o bien argumentamos nuestra posición al respecto.

Bien, la reacción de los padres no es el tema que quiero tratar hoy, aunque sí quiero decir que personalmente he llegado a la conclusión de que la gente lo hace (creo), con la mejor intención del mundo. Luego, como se dice habitualmente, cada uno que haga lo que quiera.

No lo cojas en brazos, que se acostumbra

Vuelvo al tema… Por alguna razón que desconozco (o que conozco y querría desconocer), en algún momento de la historia se nos empezó a decir a los padres que los niños tenían que vivir separados de nosotros, casi ajenos al calor humano y al contacto que suponen los brazos.

Muchos padres hemos oído esta recomendación (a mí me dijeron “este niño está mucho en brazos, ¿no?”) y la hemos desechado, normalmente, porque pensamos que los niños son animales mamíferos que precisan de la cercanía de sus padres para desarrollarse adecuadamente.

Dicho de otro modo, si coges mucho a un niño en brazos se acostumbra, por supuesto, pero ¿no es eso lo que tiene que hacer un bebé, acostumbrarse a sentirse amado con sus padres?

Por mi profesión veo a diario padres con bebés recién nacidos y muchos me suelen preguntar si se acostumbran a los brazos, para saber si pueden cogerlos o no. No suelo decir “sí” o “no”, porque habrá niños que sí se acostumbren y habrá otros (pocos), que no. Mi respuesta suele ser: “la pregunta no es si se acostumbran o no a los brazos, sino si cogerlos en brazos es bueno o malo. Ante esta pregunta mi respuesta es sí, es bueno y sí, hay que cogerlos si lloran porque los bebés necesitan contacto, cariño y afecto”.

El tacto de los bebés está distribuido en todo el cuerpo y tocarles es un modo perfecto de proporcionarles estimulación. Se sabe que los bebés que son acariciados y que reciben masajes (por eso es tan conocido y recomendado el masaje infantil) aumentan más de peso y sufren menos enfermedades. Es evidente, entonces, que cogerlos en brazos es una práctica totalmente recomendada.

Pero si no los acostumbras, dejan de pedir que los cojas

Es cierto, muchos niños son dejados en sus cunas llorando un ratito, o en la hamaca, o en el cochecito, para que no se acostumbren a los brazos o para que no se acostumbren a recibir respuesta inmediata a sus demandas.

En muchas ocasiones el resultado de estas prácticas es precisamente el que se busca, que el niño llore menos y solicite menos la presencia de sus padres. El objetivo se consigue, pero no porque el bebé haya aprendido a satisfacer sus propias necesidades, sino porque ha aprendido a no pedir lo que necesita.

Dicho de otro modo, los bebés aprenden a resignarse y dejan de llorar y de llamar porque “total, no me van a hacer caso”.

Creo que es un poco penoso (porque me apena) que un bebé de tres o cuatro meses decida dejar de llamar a sus padres en busca de cariño o contacto porque no recibe la respuesta que quiere. Ya tendrá tiempo en la vida cuando sea niño y adulto de darse cuenta de que no todo el mundo le va a dar el cariño que cree que merece.
Conclusiones

No siempre es malo que se acostumbren a algo y, en este caso, no puede ser malo acostumbrarse a que tus padres te lleven en brazos, porque no hay nada que ofrezca más protección, más cariño, más calor y más autoestima que el que tus padres cuenten contigo teniéndote cerca de ellos, de su corazón y de sus besos (estando ahí cerquita caen cientos cada día).

Los humanos venimos al mundo para ser felices, libres y para compartir nuestra felicidad y los buenos (y los malos) momentos con los demás.

Hay personas que prefieren vivir solas, sin ninguna compañía, a las que les podría ir muy bien aprender de pequeños a vivir sin la necesidad de afecto ni contacto físico.

El problema es que es difícil saber qué niño será de adulto un llanero solitario y quizás sea más fácil pensar que este tipo de personas no nacen, sino que se hacen (que quieran vivir solos porque no se han sentido amados, no han aprendido a amar o no quieren amar por miedo a fracasar).
En fin, no puedo entender que alguien sugiera que para que un niño crezca feliz y autónomo deba sentir el desapego y la separación, a menudo forzada (nos lo hacen saber con sus llantos).

Bueno, miento, sí lo entiendo, pero esto es otro tema relacionado con las relaciones de poder y de obediencia que tienen como objetivo crear a niños inseguros y con baja autoestima, que acepten sin rechistar a las personas que “saben más”, que acepten las jerarquías y que acepten por lo tanto la sociedad tal y como es ahora mismo.

En definitiva, si lo que quieres es tener un hijo feliz, cógelo en brazos siempre que te lo pida e incluso cuando no te lo pida. Haz el método canguro si quieres, aunque no haya nacido prematuro, porque no hay nada que les relaje más que oír el corazón de mamá, tal y como lo escuchaban en el útero, encogidos en su pecho, tocando la piel de mamá con todo su cuerpo.

Dale muchos besos, muchas caricias y llévalo en tus brazos, en una mochilita o en un foulard por la calle y acostúmbralo a tenerte cerca. Cuando tenga 9 meses y empiece a gatear, o cuando cumpla un año y empiece a andar y se vaya por casa a explorar territorios inexplorados, serás tú la que eche de menos aquellos tiempos en que era un bebé chiquitín que quería un abrazo a todas horas.

Nota extraída de la web: http://www.bebesymas.com/ser-padres/no-lo-cojas-en-brazos-que-se-acostumbra

¿Cómo cuidar los pezones para tener una lactancia feliz?

Preparar el cuerpo
Entre la quinta y sexta semana de embarazo notarás que tus mamas aumentan de tamaño y que los pezones y las aréolas se sensibilizan y oscurecen.
Exponerlos durante lapsos de diez minutos al sol será muy bueno ya que éste provee vitamina D.
Tu obstetra verificará en que condiciones tienes tus pezones para la futura lactancia.Si son invertidos o planos igual podrás amamantar a tu bebé.
Usá un corpiño cómodo para que te sujete bien las mamas sin apretarlas.
Durante la internación tendrás personal especializado para ayudarte a dar la teta.
Una vez que llegamos a casa mantené aireados los pezones con casquillos aireadores y evitá usar todo el tiempo los discos absorbentes.
Pasate tu leche o crema de caléndula para mantener hidratada la piel.
Cuando saques a tu bebé del pecho,acercale tu dedo meñique a la comisura de los labios para que éste ocupe el lugar del pezón,ya que tirando hacia afuera daña los tejidos y puede lastimarlo.
Si al dar la teta duelen mucho los pezones no dudes en llamarme o llamar a tu obstetra que sabremos darte la respuesta para que amamantes a tu hijo con tranquilidad.
Amamantarlo no es solamente darle de comer,es brindarte un momento único para vos y tu bebé..

martes, 15 de junio de 2010

La dermatitis del pañal


 La dermatitis del pañal es bastante habitual. Esta erupción de granitos rojos suele desaparecer con un baño caliente, un poco de crema y dejando al bebé sin pañales durante cierto tiempo para que le dé el aire en la zona afectada.

En la mayoría de los casos, esta erupción ocurre porque la piel del bebé es muy sensible y se irrita al entrar en contacto con el pañal húmedo.

Si le da jugos al bebé, sus deposiciones podrían volverse ácidas y provocarle una erupción.

Para prevenir o curar la dermatitis del pañal, siga estos consejos:

* Cámbiele frecuentemente los pañales al bebé, sobre todo, no tarde en cambiarlo después de las deposiciones.

*Después de limpiar el área con agua y jabón o un paño desechable, aplique una crema o pomada "de barrera" sobre la zona afectada. Las pomadas que contienen óxido de zinc son mejores porque forman una barrera contra la humedad.

*Si usa pañales de tela, lávelos con detergentes que no contengan colorantes ni perfume.

*Deje al bebé completamente desnudito durante parte del día para que le dé el aire y pueda "respirar" la piel.

*Si la dermatitis del pañal persiste durante más de 3 días, llame al pediatra -podría estar provocada por una infección por hongos que debe tratarse con un medicamento específico.

ASI TRANSCURRE EL PARTO


Tu hijo ya está aquí Si ya se ha iniciado el proceso, salvo que sea una cesárea programada, el parto será en tres fases.

¿No tienes curiosidad?

Efectivamente, los síntomas que tienes son de parto. Nada más entrar en el hospital, una médico te reconocerá mediante un tacto vaginal. Si el cuello uterino está maduro, tienes una dilatación de 3 cm y sientes entre dos y tres contracciones cada 10 minutos, estás de parto y te ingresarán (también te quedarás si has roto aguas, si estás sangrando o, aunque las contracciones no sean tan seguidas, si ya tienes hijos). Si lo necesitas, te pondrán un enema para que evacúes el intestino y, quizá te rasuren la zona perineal.

Mientras tanto tu acompañante puede ir rellenando los papeles del ingreso. No te agobiés, porque hay tiempo. Te llevarán a la habitación o a la sala de preparto y avisarán a tu médico (si es un hospital privado) o al equipo de partos.

En la sala de preparto
El parto se desarrolla en tres fases: dilatación, expulsión y alumbramiento. Estás empezando la dilatación y se supone que a una primeriza le cuesta dilatar 1 cm cada hora. Has de lograr 10 cm. Si ya
has entrado con 3 cm dilatados, te faltan unas siete horas. Pero no te obsesiones con el reloj, esto es una media estándar. Unas mujeres tardan más, otras menos y las que ya tienen hijos suelen ser más rápidas. Es importante que no pierdas los nervios, que pongas en práctica la respiración y las técnicas que hayas aprendido en las clases de preparación y que economices las fuerzas. En esta sala te cogerán una
vía para ponerte el suero, te tomarán la tensión arterial y estarás monitorizada para conocer la intensidad y el ritmo de tus contracciones y los latidos cardiacos del niño.

Aunque la percepción del dolor es algo muy subjetivo, es cierto que las contracciones serán cada vez más intensas y frecuentes. Entre una y otra debes descansar, hacer una respiración profunda para oxigenarte
(toma aire por la nariz y suéltalo por la boca lentamente) y relajarte.

Si te relajas, dilatarás mejor.

ya sabes que el desconocimiento produce temor; el temor, tensión, y la tensión, dolor. Si rompes esta secuencia conseguirás que las cosas sean más llevaderas. Cuanto más informada estés, menos miedo y menos dolor sentirás. Además, es importante que pienses en positivo para no estresarte: cada contracción nueva es menos tiempo que te queda para el final.

A partir de los 4 cm, si tu parto va a ser con anestesia, te pondrán la epidural (en algunos hospitales la ponen antes). A partir de los 5 cm las contracciones serán más largas (durarán unos 45 segundos) y se
producirán cada tres minutos. Después se intensificarán, durarán 60 segundos y se repetirán cada dos minutos. Si estás con la epidural, no notarás nada. Una de las cosas positivas de la anestesia es que al no
tener dolor, relajas los músculos y la dilatación se acelera. Cuando te quieras enterar tendrás ya los 10 cm que el niño necesita para atravesar el canal del parto. Una vez dilatado el cuello, te pasarán al paritorio
y tendrás fuertes ganas de empujar.

martes, 8 de junio de 2010

¿Qué papel desempeña la placenta?


Sin la placenta, el bebé no podría desarrollarse en el útero de su madre. La placenta es el intermediario indispensable que se encarga de todas las idas y venidas entre el feto y su madre. toma de la sangre de ésta las moléculas nutricias (glucosa para la energía, hierro para los globulos rojos, calcio para los huesos...) y el oxígeno que el bebé necesita, y luego lo libera de su gas carbónico y de sus desechos.
Es también un productor, fabrica una veintena de hormonas necesarias para el feto, y un protector: filtra la mayoría de las bacterias presentes en la sangre de la madre, pero dejando pasar atinadamente sus anticuerpos gracias a los cuales el bebé estará protegido de las enfermedades de seis meses a un año despues de nacer.
La palabra "placenta" viene de la palabra latina "pastel". Al final del embarazo, mide veinte centímetros de diámetro y de dos a tres centímetros de espesor. La placenta se parece también a un árbol empapado en sangre o mas bien a un bosquesillo de árboles cuyo troncos se dividen en numerosas ramas, tallos, ramitas, y por último, pequeñas briznas presentes por millares y llamadas vellosidades. Las raíces de estos árboles están situadas del lado del cordón umbilial, y sus cimas plenas de vellosidades están vueltas hacia el útero. las vellosidades se bañan en pequeños lagos llenos de sangre materna, que se renuevan incesantemente.
Así se aprovisiona el bebé: cada vellosidad tiene una arteria que transporta la sangre nueva y una vena que libera al bebé de la sangre cargada de residuos de gas carbónico. Por lo tanto, la sangre del bebé nunca está en contacto directo con la de la madre: sus intercambios sanguíneos se realizan por las paredes de las vellosidades.
La placenta no fue fabricada por el organismo de la madre; sus células, como también las del cordón umbilical, provienen del huevo. es decir, mitad del padre y mitad de la madre.
Sin la placenta, los dos organismos (madre y bebé) no se tolerarían. sólo la placenta permite al huevo -cuerpo extraño- aferrarse a la mucosa uterina.
Las cosas ocurren así: el organismo de la madre detecta la presencia del cuerpo extraño y pone en acción los procesos clásicos de autodefensa fabricando células asesinas y anticuerpos. Pero ´´estos resultan completamente ineficaces. el injerto no fue rechazado. ¿por qué? porque la placenta localiza los asesinos y los pone a su servicio. Si por alguna razón u otra, la placenta no cumple su papel de defensora del hueo, se produce un aborto al que se llama "de origen inmunitario"