lunes, 30 de enero de 2012

'La edad normal del destete debe estar entre los dos años y medio y los siete'

ENTREVISTA AL PEDIATRA CARLOS GONZÁLEZ, EXPERTO EN LACTANCIA

    [foto de la noticia]
  • 'Nuestra sociedad no lo admite, pero el destete es siempre una pérdida para la madre'
  • Advierte que el mayor problema de las madres lactantes es la presión social
  • 'Si salieran todas del armario nos daríamos cuenta de que son muchísimas'


MADRID.- Ser padre no es fácil, pero es, sin duda, una de las aventuras más gratificantes que te regala la vida. Por esa razón quizás, son tantos los que emprenden ese camino. Y la mayoría lo hace a ciegas porque el bebé, ya se sabe, no viene con manual. ¿Pero... hace falta? Carlos González, autor de 'Bésame mucho. Cómo criar a tus hijos con amor', asegura que no. Simplemente hay que dejarse guiar por el instinto, el respeto y el amor.
Con humor e ironía, este pediatra zaragozano ha ayudado a desdramatizar las situaciones que pueden resultar más complicadas durante la crianza (sueño, comida, la educación...añadan ustedes a la lista), pero, por encima de todo, ha tratado de combatir la cultura del biberón que comenzó a imponerse hace tres décadas contra la propia naturaleza humana. Es fundador de la Asociación Pro Lactancia Materna de Cataluña, donde ha desarrollado su vida profesional, imparte cursos a profesionales sanitarios, es miembro del Consejo de Asesores de Salud de La Leche League International y autor de numerosos artículos sobre la lactancia.
La leche materna es para él, como tituló un libro en 2006, 'un regalo para toda la vida'...y sin fecha de caducidad. Enemigo de las etiquetas, Carlos González rehuye del término 'lactancia prolongada". "No me gusta esa palabra porque da la sensación de que las madres se han pasado. Depende de lo que considere cada uno normal. Actualmente, más de un año o más de seis meses es prolongado, pero estudios antropológicos apuntan a que la edad normal del destete en el ser humano debe de estar entre los dos años y medio y los siete".
"Hace 25 años-recuerda- lo normal era dar el pecho tres semanas y llegar a los tres meses era una heroicidad". La realidad social entraba en contradicción con la científica, la que le mostraban los libros a ese entonces recién licenciado por la Universidad Autónoma de Barcelona. "Si la lactancia era magnífica, ¿por qué nadie lo hacía?", se preguntaba. Era la profunda huella que había dejado el "cambio sociológico que se había producido a principios del siglo XX, con la incorporación de la mujer al mundo laboral, por la fe en el progreso que hacía creer que la leche artificial era mejor que la de la madre y por la publicidad".
Su grata experiencia personal con la lactancia, el hecho de que su esposa le diera el pecho a sus tres hijos - hoy en día ya universitarios- le convenció aún más de la necesidad de "promocionar" esta práctica, de ayudar a madres y profesionales sanitarios a recordar lo que ya está escrito en los genes de los mamíferos. Comenzó su tarea con la confianza de que "se produciría un aumento gradual y general" en la lactancia materna, pero no ocurrió así: "un importante porcentaje de madres no logra pasar de unas semanas y una pequeña cantidad pasa de los dos años".
"Durante muchos años hubo una fuerte publicidad de que la leche de la madre era mala y la gente se convenció -explica este catalán de adopción. Y es un mito que se ha extendido mucho. "Las madres se dejan convencer de que sus hijos se pueden morir de hambre y encima ven en la etiqueta de la leche artificial que es parecida a la leche materna". El resultado de esta combinación suele ser el destete temprano.
Actualmente, "se ha roto la cadena de transmisión de la información porque ahora las madres se encuentran que sus madres no dieron el pecho porque no pudieron o no quisieron. Pensaban que era retrógado y no quieren que sus hijas caigan en eso. La madre que lacta no encuentra apoyo". De ahí, asegura, la importancia de la adecuada formación de los médicos y la existencia de grupos como La Liga de la Leche, que ofrecen ayuda práctica a las madres para que puedan dar el pecho. "El cambio se produce por la difusión de conocimientos y de experiencias". Y ese cambio, se felicita, comienza a vislumbrarse: hoy en día se está "volviendo a lo que hacían nuestras bisabuelas".
Pero este camino aún no resulta fácil de emprender. "Sin duda, el mayor problema al que se enfrentan las madres que desean prolongar la lactancia es la presión social. Si salieran todas del armario nos daríamos cuenta de que son muchísimas. Hay que respetarlas", reclama Carlos González. Y esta consideración hacia la mujer, pero también hacia los hijos parece ser la máxima que guía a este pediatra. Y desde esa capacidad para ponerse en la piel del otro, quizás el secreto que esconden las páginas de sus libros, deja en el aire una reflexión: "nuestra sociedad nunca lo admite, pero el destete es siempre una pérdida para la madre".

Fuente: http://www.elmundo.es

Fragmento del libro "el bebé es un mamifero" michel odent

(...)La necesidad de intimidad no termina después del nacimiento. El ambiente que no perturba el parto es también el que no perturba el primer contacto entre la madre y el bebé. Muchas veces, si la madre se siente libre, lo primero que hace es tocar al bebé con la punta de los dedos. Luego, cada vez más confiada se atreve a cogerlo en brazos. Es el momento del primer contacto piel con piel y del primer cruce de miradas. Los ojos del bebé atraen poderosamente los de la madre, y lo de la madre al bebé. Hay estudios que han demostrado que el recién nacido humano está programado para dirigir su mirada hacia cualquier cosa que se pueda parecer a un par de ojos situados a unos 30 centímetros de los suyos. Parece ser que el cruce de miradas es un momento privilegiado en la relación madre-bebé.; pero (dentro de esta era telectrónica) siempre hay alguien que lo perturba, sea de forma evidente o de forma sutil. Esta es la fase del parto en la que resulta más difícil proteger el clima de intimidad; pocos padres suelen ser discretos en este momento y respetar esta relación a dos. Solo en el caso de que esta relación a dos no se perturbe será posible que la primera tetada se produzca durante la hora siguiente, y que el desprendimiento y expulsión de la placenta se lleve a cabo sin grandes pérdidas de sangre. La mejor manera de evitar una hemorragia después del parto es que la madre y el bebé estén uno con el otro, muy calientes, en penumbra y en silencio, sin nadie observando alrededor(...)
Tomé este parrafo del libro de Michel Odent "El bebé es un mamifero" porque a mi entender deja muy clara la importancia de la intimidad durante y des pues del parto y que no existe manera alguna de que un bebé no "agarre la teta" porque está en su naturaleza salvaje el alimentarse y conectarse con su madre, y esto debiera ser la prioridad de toda la comunidad en gral y de los obstetras en particular a la hr de asistir un parto...por otro lado esta comprobado que si se deja a un recién nacido sobre el cuerpo de su madre solito se moverá hasta encontrar la teta...la única manera que un bebé no se "agarre"  de la teta es si al nacer es inmediatamente separado de su mama...

sábado, 28 de enero de 2012

El miedo al dolor en el parto y como afecta a su desarrollo. Importancia del parto natural


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(Imagen de http://matronasubeda.objectis.net )

¿Qué es el miedo[1]?

Según el diccionario de la Real Academia Española (DRAE) el miedo es la "perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario". El vocablo procede del latín metus, que tiene significado análogo.
El miedo es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano. Desde el punto de vista biológico, el miedo es un esquema adaptativo, y constituye un mecanismo de supervivencia surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese sentido, es normal y beneficioso para el individuo y para su especie.

Desde el punto de vista psicológico, social y cultural, el miedo puede formar parte del carácter de la persona o de la organización social. Se puede por tanto aprender a temer objetos o contextos, y también se puede aprender a no temerlos, se relaciona de manera compleja con otros sentimientos (miedo al miedo, miedo al amor, miedo a la muerte) y guarda estrecha relación con los distintos elementos de la cultura.
El mecanismo que desata el miedo se encuentra, tanto en personas como en animales, en el cerebro, concretamente en el sistema límbico, que es el encargado de regular las emociones, la lucha, la huida y la evitación del dolor, y en general de todas las funciones de conservación del individuo y de la especie. Este sistema revisa de manera constante (incluso durante el sueño) toda la información que se recibe a través de los sentidos, y lo hace mediante la estructura llamada amígdala, que controla las emociones básicas, como el miedo o el afecto, y se encarga de localizar la fuente del peligro. Cuando la amígdala se activa se desencadena la sensación de miedo y ansiedad, y su respuesta puede ser la huida, la pelea o la rendición. Es interesante señalar que el miedo al daño físico provoca la misma reacción que el temor a un dolor psíquico.
La extirpación de la amígdala parece eliminar el miedo en animales, pero tal cosa no sucede en humanos (que a lo sumo, cambian su personalidad y se hacen más calmados), en los que el mecanismo del miedo y la agresividad es más complejo e interactúa con la corteza cerebral y otras partes del sistema límbico.
El miedo produce cambios fisiológicos inmediatos: se incrementa el metabolismo celular, aumenta la presión arterial, la producción de adrenalina, la glucosa en sangre y la actividad cerebral, así como la coagulación sanguínea. El sistema inmunológico se detiene (al igual que toda función no esencial), la sangre fluye a los músculos mayores (especialmente a las extremidades inferiores, en preparación para la huida) y el corazón bombea sangre a gran velocidad para llevar hormonas a las células (especialmente adrenalina). También se producen importantes modificaciones faciales: agrandamiento de los ojos para mejorar la visión, dilatación de las pupilas para facilitar la admisión de luz, la frente se arruga y los labios se estiran horizontalmente.


¿Por qué el parto duele? ¿Qué tiene que ver el miedo en la percepción del dolor?

Hay muchas mujeres que se sienten aterrorizadas al ver que se acerca el momento del parto. Uno de los mayores temores es no saber a qué nos enfrentamos, el desconocimiento de una experiencia que nunca hemos vivido. Por eso, los partos posteriores suelen enfrentarse con menos temor, salvo que la primera experiencia haya sido traumática[2, 3].
Por otra parte, hay miedos ancestrales que llevamos dentro de nuestro ser. El miedo a la muerte, el miedo al dolor, el miedo a perder el control de las situaciones, el miedo a lo desconocido[2-9]...
El miedo al parto y al dolor del parto lo llevamos inculcado desde dentro en nuestra cultura. Ese ancestral mandato bíblico de "parirás con dolor", puede clavarse en la mujer como una sentencia fatal y generar un auténtico terror a lo que se pueda sufrir en el momento del parto. Es importante conocer todos estos miedos y trabajarlos antes del parto para poder controlarlos. El diálogo con otras mujeres, una doula, la propia matrona que nos atenderá en nuestro parto e incluso la pareja, puede ayudarnos a ahuyentar estos miedos[10]. El miedo es en cierto modo algo aprendido, que por tanto, se puede "desaprender": La información es una de las mejores armas contra el miedo.
La primera arma que puede tener una mujer para vencer el miedo es conocer a fondo el proceso de parto en toda su dimensión. No sólo desde el punto de vista fisiológico, sino también desde el punto de vista de “saber” realmente qué es lo que allí puede sucederle. Conocer físicamente el lugar donde se va a dar a luz, conocer la manera de proceder del personal que nos va a atender, sus protocolos, etc. va a contribuir muy favorablemente a disminuir el miedo al proceso de parto. Asimismo, la redacción de un plan de parto en el cual uno sepa de antemano que se van a respetar sus deseos respecto a como se quiere que acontezca este suceso, puede ser un elemento crucial para disminuir el umbral del miedo al parto.
Consuelo Ruiz Vélez-Frías, una de las matronas que más luchó en España por brindar a la mujer más información para combatir el miedo y el dolor al parto, lo expresaba así en su libro “El parto sin dolor”[11]:

Supongamos que dos muchachos, igual de jóvenes e igual de fuertes, dan un paseo en barca, y ésta zozobra. Sigamos suponiendo que uno sabe nadar y el otro no. ¿Qué ocurre? Que el que sabe nadar, porque aprendió, naturalmente, pues nadie nace sabiendo cosa alguna, sabe lo que tiene que hacer. Automáticamente, en el momento de caer al agua lo recuerda y lo practica, mueve los brazos y las piernas y respira cómo le han enseñado, nada y se salva. El otro no sabe nadar. Cuando cae al agua se asusta, piensa que se va a ahogar, grita patalea, y se hunde.
El mismo hecho de caer al agua, igual para los dos, por la diferencia de saber o no saber, para uno ha sido un sufrimiento y para otro un trabajo. Creo que el ejemplo está bastante claro y que todos ustedes lo habrán comprendido.
El parto produce dolor porque las mujeres no saben lo que tienen que hacer en el momento de dar a luz, y en su azoramiento y nerviosismo suelen hacer todo lo contrario, es decir, movimientos antinaturales, que impiden la evolución normal de todo el proceso y provocan el dolor.
Exactamente igual que en el ejemplo que les he puesto, igual que los muchachos que iban en barca, entre una mujer preparada y otra sin preparación, la diferencia saber o no saber se traduce en sufrimiento o trabajo.
La que está preparada espera y sabe lo que va a pasar y lo que tiene que hacer en cada etapa de su embarazo y de su parto. Cuando el momento llega, obra con arreglo a sus conocimientos, ayuda a su organismo y da a luz felizmente y sin dolor. La no preparada no sabe exactamente lo que pasa en su organismo cree que su vida y su salud están en peligro, se asusta y el miedo crea un desequilibrio cerebral que provoca el dolor. Todos le dan consejos a cual más disparatado, porque nadie sabe nada, y así, en vez de ayudar a su parto, es ella misma, por su ignorancia, la que lo perturba y dificulta, dando a veces ocasión al sufrimiento fetal, al nacimiento de niños asfícticos y a intervenciones obstétricas.
Muchos partos acaban teniéndose que efectuar una aplicación de fórceps, porque las mujeres, agotadas, no pueden dar a luz solas, y las mujeres se agotan por su conducta intempestiva y antinatural en partos no preparados […] Dije que yo comprendo que en sus mentes va sistemáticamente unida la idea parto = dolor.
Esta idea es errónea. El dolor proviene de un reflejo condicional que les explicaré en la próxima charla, y vuelvo a repetirles que hay que pensar en contracción uterina con su papel y sentido verdaderos, como representante del trabajo y no de la enfermedad de un órgano.
El corazón funciona, poco más o menos, como el útero, y su trabajo nos pasa casi inadvertido.
Yo voy a hacer con ustedes una preparación verbal adecuada a sus conocimientos y dirigida a su inteligencia. Nada de medicinas ni de gimnasias. No se trata más que de prepararse, capacitarse moralmente para cumplir una hermosa y agradable función.


Más aún, tanto Consuelo Ruiz como otros profesionales constatan que el control del miedo al parto, hasta anularlo, permite dar a luz sin ninguna o muy poca percepción de dolor:

Matronas de toda España, amigas mías: lo increíble es verdad.
He visto a toda clase de mujeres dar a luz con la sonrisa en los labios; he visto resolverse como por encanto dificultades que hubieran necesitado, en la mayoría de los casos, intervenciones quirúrgicas. Estoy maravillada.
Pero aún falta lo mejor. Antes que matrona, soy mujer. Lo que más me entusiasma del método que os presento es la elevación, la dignificación de la mujer con ocasión del cumplimiento de sus nobles deberes de madre.
La embarazada deja de ser una enferma, un caso, confiada ciegamente a otras personas que, a veces, ni conoce siquiera, en un asunto del que sólo sabe que de él depende su vida y la de su hijo marchando a ojos cerrados por un camino ignorado.


Y documentan con su experiencia la existencia de mujeres que dan a luz sin experimentar dolor. Es más, incluso, están documentados los partos orgásmicos, en los que durante el mismo la mujer de parto llegó a experimentar un orgasmo. Así, Merelo-Barberá, Serrano Vicens, y el Dr. Schebat del Hospital Universitario de París han demostrado la alta tasa de partos orgásmicos incluso en la mujer rígida actual. De hecho, hay quien se pregunta, si el origen de la oxitocina sintética no fue el de investigar la vinculación de su papel en el orgasmo y el parto[12, 13].
Hay una asombrosa similitud entre las transformaciones del útero en el momento del parto y en el momento del orgasmo. En su famoso tratado sobre sexualidad, Masters y Johnsons[14] aseguran que en todo orgasmo femenino se producen contracciones del útero, lo que viene a ser otra perspectiva para entender las contracciones del parto así como los partos orgásmicos, y que nos lleva a lo mismo; es decir, que el fenómeno conocido como orgasmo consiste en unos movimientos rítmicos del útero (contracciones o latidos) que al relajarse y distenderse, relajan también el cervix. Masters y Johnsons también comprobaron, basándose en un estudio realizado en cien mujeres embarazadas, que durante el embarazo se produce una intensificación de la erogeneidad de las áreas genitales (los pechos se vuelven muy sensibles y constituyen una fuente de placer). Algunas mujeres que anteriormente no habían conseguido tener ningún orgasmo, durante este período lo consiguen fácilmente[15]. También tenemos imágenes de partos orgásmicos, para ayudar a creérnoslo o a imaginarlo, o de como las mujeres de algunas regiones de Arabia Saudita que forman corro alrededor de la parturienta y se ponen a bailar lo que aquí llamamos ‘danza del vientre’, y al parecer dicen que es para ‘hipnotizarla con sus movimientos y para que ella también se mueva a favor del parto’[13]
El ginecólogo Grantly Dick-Read (fallecido en 1959) relata una experiencia similar de parto indoloro, cuando fue a atender el parto de una mujer del campo, quien no se dejo administrar su habitual dosis de cloroformo. Tras el parto, cuando éste le preguntó, por que había rehusado el cloroformo, esta mujer le dijo: “No me ha dolido nada, tenía que ser así ¿verdad doctor?”. Más adelante constató otros muchos casos de mujeres que parían con muy poca o nula sensación de dolor y confirmó, que en todas se daban un conjunto de circunstancias similares, de relajación y ausencia de miedo o estress, llevándole a iniciar un proceso de búsqueda de las razones que contribuyen al dolor del parto. El resultado fue un libro titulado “Dar a luz sin miedo”[16]. En este libro, Dick-Read explica:

No existe ninguna función fisiológica en el organismo que resulte dolorosa en condiciones fisiológicamente normales, en estado de buena salud. Lo mismo debería suceder con el proceso de parto. En ninguna otra especie animal el proceso de parto parece estar asociado a dolor o sufrimiento de algún tipo, salvo en condiciones patológicas o en situaciones no naturales como las que se pudiesen dar en cautividad.

Dick-Read estaba convencido de que no se requiere un pensamiento consciente para los procesos detrás del embarazo y nacimiento. Esta “inconsciencia”, es lo que vendría determinado por las estructuras más primitivas de nuestro cerebro y que hacen el trabajo sin que seamos conscientes de ello. Al igual que no podemos controlar el crecimiento de un ser en nuestro cuerpo, del mismo modo, tampoco podemos controlar a nivel consciente el trabajo de parto, porque es algo que ocurre sólo: El cuerpo sabe…
En otras palabras, después del embarazo, la mujer no está abandonada a su suerte. El buen transcurso del parto, no depende de si sabe o no dar a luz, o si encuentra a alguien que le asista. La mujer “sabe” hacerlo de modo inconsciente, porque su cuerpo está preparado para ello. Hay literalmente un “reflejo” que llevará a que el bebé salga del útero sin ningún tipo de control consciente por parte de la mujer. El problema es que todo esto se puede desmoronar si de repente surge otra respuesta, el llamado mecanismo de alerta y huida.
En su libro, Dick Read expresa que el sentimiento de miedo durante el parto en la mujer hace que la sangre se distribuya a otras regiones diferentes del útero como respuesta al mecanismo de “alerta”. Este mecanismo se desencadena con el fin de que esta sangre pueda ser utilizada por el resto de músculos del cuerpo, para su uso como salida a una situación de peligro. Como resultado, el útero recibe un aporte insuficiente de oxígeno que conlleva que éste trabaje en condiciones más dificultosas y menos eficientes, lo que genera una reacción de dolor. Por desgracia, cuando se desencadena el mecanismo de alerta y huida, el útero no se considera un órgano esencial y recibe menos aporte sanguíneo. Del mismo modo que en un ataque de miedo nuestra cara palidece porque no necesita tanta sangre, como la requieren nuestras piernas para poder huir, el útero de una mujer con miedo es literalmente de color blanco. Por ello, por su falta de “combustible” no puede funcionar correctamente, ni eliminar desechos de forma adecuada. La mujer no sólo experimenta dolor, si no, multitud de problemas.
De hecho, hoy se sabe por diversos estudios científicos que una de las consecuencias de un menor aporte de oxígeno al útero sería el aumento de la producción de ácido láctico en el músculo acidificando el medio. Para que se den de forma espontánea las contracciones uterinas, es necesario que el tejido del útero tenga un pH no ácido, por tanto, la acidificación del medio uterino conlleva contracciones menos eficaces, que contribuyen a que los partos se alarguen e incluso no progresen, al tiempo que la presencia de ácido láctico cristalizado en el músculo podría generar mayor dolor.[17, 18].
También parece ser que el modo en el que se segrega la oxitocina afecta al modo en cómo se contrae el útero y a la consecuente percepción dolorosa. Según Frederick Leboyer[19] el útero tiene dos formas de contraerse, una espasmódicamente, es decir con espasmos en bloque de los músculos contraídos, que producen en cada intento de distensión, en cada espasmo o contracción, el conocido dolor del calambre. Leboyer explica que cada contracción es un movimiento espasmódico de todos los haces musculares longitudinales en bloque, y que el músculo contraído reacciona sin distenderse, sin aflojar, y lo compara con una garra que no se afloja y que no suelta su presa. Con esta contracción al cervix le cuesta mucho abrirse, la garra no se afloja; a diferencia de cómo en cambio se abre suavemente si los haces musculares están relajados, y se produce un tipo de distensión lenta que empieza en la parte superior de los haces musculares, y baja poco a poco hasta el extremo inferior, y al llegar abajo, el cervix se afloja y va abriendo su luz suavemente, un poco más con cada latido. Con este tipo de distensión, más que de contracción cabe hablar de latido uterino; y Leboyer, al observar el movimiento del vientre de la madre, asegura que se asemeja a la respiración lenta y pausada de una criatura cuando duerme plácidamente. Dice Leboyer también, que en el rostro de la mujer se observa que en lugar de retorcerse de dolor, camina hacia el éxtasis.
También hay estudios que revelan otro aspecto de la oxitocina que tiene que ver con la apertura del útero. Resulta que la oxitocina es más eficaz cuando es liberada de forma rítmica por pulsaciones rápidas[20]. Esto corrobora la eficacia de la distensión del útero con pulsaciones rítmicas; el tipo de relajación de los músculos suave y lenta, de oleada en oleada, de latido en latido. Y también explica que sea distinto el efecto de la oxitocina inyectada en vena y que llega de golpe; y que produce la contracción de los haces musculares a la vez y en bloque. Dice Leboyer que lo que hasta ahora se habían considerado ‘contracciones adecuadas’ del trabajo de parto, son contracciones altamente patológicas y de la peor calidad. Hace avanzar lentamente el trabajo de parto y hacen sufrir a la mujer y a la criatura. Así pues, como dice Wilhem Reich, "los nacimientos son traumáticos, porque desde hace siglos los úteros son espásticos"[21].
La solución a este problema, parece estar, por tanto, bastante clara: por una parte, relajar a la parturienta, pero al mismo tiempo alejar las fuentes que generan tensión y miedo, así como el intervencionismo médico y un ambiente poco adecuado. A la mujer de parto no se le debe instar o empujar a hacer las cosas o a alterar su ritmo, por el contrario, se le debe animar, en un clima de calma o simplemente dejarla a su aire para que su cuerpo trabaje sin ser entorpecido.
Con esta premisa, Dick-Read elaboró la teoría denominada “síndrome del miedo-tensión-dolor asociado al parto”, según la cuál, el miedo y el estress experimentados durante el parto causa una tensión en la mujer que aumenta la percepción del dolor por los motivos anteriormente mencionados, por lo que eliminado el miedo, las mujeres podrían volver a permitir a su útero trabajar en condiciones fisiológicamente normales, eliminando, de este modo, el dolor. De esta forma, el uso de fármacos para aliviar el dolor se vería ampliamente disminuido y relegado a las mujeres que no fueran capaces de reducir apropiadamente su nivel de miedo durante este proceso y a casos patológicos en los que cualquier problema de salud impidiera el desarrollo normal del parto.
El impacto del trabajo de Dick-Read en la comprensión del proceso de dolor durante el parto ha inspirado numerosos trabajos posteriores y a otros autores como Laura Shanley o Laurie Annis Morgan, así como ha dado lugar al auge de diferentes técnicas para reducir el miedo al dolor del parto, como las basadas en la auto-hipnosis y que se fundamentan en este principio de miedo-tensión-dolor. La auto-hipnosis aplicada al parto, denominada hipno-parto, por ejemplo, lleva a la persona a un estado de relajación profunda, donde pueda transformar el miedo en confianza. La técnica del hipno-parto utiliza la auto-hipnosis con el fin de borrar los mensajes negativos y las ideas preconcebidas en torno a dar a luz, sustituyéndolas por una visión positiva de dicha experiencia. Estudios recientes demuestran su eficacia durante el trabajo de parto[22].

¿Qué se puede hacer para disminuir el miedo, disminuir el dolor y favorecer el proceso de parto?

Como ya se ha indicado antes, La información es una de las mejores armas contra el miedo. Así pues, tal y como indicaba Consuelo Ruiz, lo primero es brindar a la mujer un conocimiento profundo de los procesos que están detrás del proceso de parto.
Es importante que conozcamos que el buen desencadenamiento del parto será tanto mas fácil cuanto más facilitemos todas las condiciones ambientales que requiere el proceso, desde un punto de vista fisiológico del parto en sí. Michel Odent, famoso obstetra francés y amplio conocedor y divulgador de la importancia del respeto a la fisiología natural del parto para el buen desarrollo del mismo, hace un énfasis especial en que la mujer asuma el rol de mamífera qué es durante el proceso del parto[23]:

Todos los mamíferos dan a luz gracias a una repentina emisión de hormonas. Una de ellas, concretamente la oxitocina, juega un papel trascendental, ya que es necesaria para la contracción del útero, lo que facilita el nacimiento del bebé y la expulsión de la placenta. También se la conoce por inducir amor maternal (y esta presente durante el amamantamiento y el sexo). Igualmente, todos los mamíferos pueden segregar una hormona de emergencia, la adrenalina, cuyo efecto es frenar la oxitocina. La adrenalina se segrega ante una situación de peligro. El hecho de que la oxitocina y la adrenalina sean antagonistas explica que la necesidad básica de todos los mamíferos a la hora de parir es sentirse seguros. En la jungla, la hembra no podrá dar a luz mientras exista un peligro, como por ejemplo la presencia de un depredador. En este caso, la segregación de adrenalina es una ventaja, pues los músculos que sostienen el esqueleto recibirán más sangre, y la hembra dispondrá de energía suficiente para luchar o huir; en este caso, es una ventaja poder frenar la producción de oxitocina y posponer el parto. Existen multitud de situaciones asociadas con la producción de adrenalina. Los mamíferos la segregan cuando se sienten observados. Cabe destacar que los mamíferos cuentan con estrategias específicas para no sentirse observados cuando están de parto; la privacidad es, obviamente, otra necesidad básica. La hormona de emergencia está también implicada en la termorregulación. En un entorno frío, observamos otra de las conocidas funciones de la adrenalina: inducir el proceso de vasoconstricción. Así podemos explicar que, cuando una hembra está pariendo, y de acuerdo a la adaptabilidad de las especies, tiene que estar en un entorno lo suficientemente cálido. Dado que los humanos somos mamíferos, tales consideraciones fisiológicas vienen a sugerir que, a la hora de parir, las mujeres deben sentirse seguras, pero sin sentirse observadas y con una temperatura ambiente adecuada.

Como ya hemos indicado, una de las primeras acciones del miedo es precisamente desatar los mecanismos de “alerta y huida”, es decir, la producción de adrenalina, que como indica Odent es antagonista de la oxitocina y frena su producción, por lo que una de las primeras acciones del miedo en el parto van a ser dificultar el proceso de parto, hasta el punto incluso, de llegar a pararlo.

Siguiendo con Odent, en este mismo artículo comenta:

Es gracias a nuestro altamente desarrollado neocórtex que podemos hablar, contar y ser lógicos, así como capaces de razonar. En su origen, el neocórtex es una herramienta que sirve a las viejas estructuras del cerebro, ayudando a nuestro instinto de supervivencia. El problema es que su actividad tiende a controlar estructuras primitivas del cerebro y, así inhibir el proceso de nacimiento (y cualquier otro tipo de experiencia sexual). Al respecto, la naturaleza encontró una solución para superar esta desventaja específicamente humana a la hora de dar a luz. Se entiende que el neocórtex debería de encontrarse en estado de reposo para que las estructuras primitivas del cerebro puedan fácilmente segregar las hormonas necesarias. Esto explica el hecho de que cuando las mujeres están de parto tienden a aislarse del resto del mundo, a olvidar lo que leyeron o se aventuran a hacer lo que nunca habrían hecho en su vida diaria, como gritar, insultar, adoptar posturas inesperadas, etc. Muchas veces he escuchado a mujeres decir, después de haber parido, “estaba como en otro planeta”. Cuando una mujer de parto “está en otro planeta” significa que la actividad de su neocórtex es reducida. Esta reducción de la actividad del neocórtex es un aspecto esencial de la fisiología del nacimiento en los humanos, de lo cual se deduce que una de las necesidades básicas de las mujeres durante el parto es la de ser protegidas de cualquier tipo de actividad neocortical. […] Esto implica que si hay una comadrona, una de sus principales cualidades debería ser mantenerse al margen, en silencio y, sobre todo, evitar preguntar algo en concreto. Imaginemos a una mujer en pleno parto y “ya en otro mundo”. Una mujer que grita, que se comporta de una manera que nunca se atrevería en su vida cotidiana. Se ha olvidado de todo lo que ha aprendido o leído sobre el nacimiento, ha perdido el sentido del tiempo y de pronto se le obliga a contestar a la pregunta “¿A qué hora hizo pipí por última vez?”. A pesar de que parezca sencillo, pasará mucho tiempo antes de que los que atienden partos comprendan el significado y la importancia de la palabra silencio. […] La luz es otro factor que estimula el neocórtex de los seres humanos. Está sobradamente comprobado que la estimulación visual influye en el resultado de los encefalogramas. Cuando queremos dormir, apagamos la luz y corremos las cortinas, para así reducir la actividad de nuestro neocórtex, lo que implica que, desde una perspectiva fisiológica, una luz atenuada en general facilita el nacimiento. Llevará tiempo convencer a los profesionales de la salud de la importancia de este asunto […] Sentirse observada también puede ser otra manera de estimular el neocórtex. Cuando una persona se siente observada, existe una respuesta fisiológica que ha sido científicamente estudiada. Por otro lado, es de sentido común que todos nos sentimos diferentes cuando sabemos que estamos siendo observados. En otras palabras, la intimidad es un factor que facilita la reducción del control ejercido por el neocórtex. Resulta irónico que todos los mamíferos no humanos, que tienen un neocórtex no tan desarrollado como el nuestro, tengan una estrategia para dar a luz en la intimidad: los que están activos durante la noche, como las ratas, tienden a parir de día, y los que están activos durante el día, como los caballos, tienden a dar a luz durante la noche. Las cabras salvajes alumbran en zonas inaccesibles, y las chimpancés se alejan de su grupo, se aíslan. La importancia de la intimidad nos enseña que existe una gran diferencia entre la actitud de una comadrona que se sitúa frente a la mujer de parto y la observa, y la de otra comadrona que se sienta discretamente en un rincón. También nos muestra que deberíamos de evitar introducir cualquier tipo de dispositivo que pueda ser percibido como un agente observador, del tipo de cámara fotográfica, de vídeo o monitor fetal electrónico. De hecho, toda situación que pueda desencadenar una liberación de adrenalina puede ser catalogada como un factor estimulante de la actividad neocortical.

Así pues, de todo lo anterior, se pueden elucidar qué estrategias son fundamentales para favorecer el parto y disminuir el miedo y la producción de adrenalina. Tal y como señala M. Odent, éstas pueden ser resumidas en una frase:

En lo que concierne al parto y al nacimiento, todo lo que es específicamente humano debe ser eliminado, al tiempo que las necesidades mamíferas deben ser satisfechas. Suprimir lo que es específicamente humano implica primero liberarse de todas las creencias y costumbres que han interferido la fisiología de este proceso durante milenios. También significa que el neocórtex, esa parte del cerebro tan desarrollada en el ser humano, necesita reducir su actividad, y que el lenguaje, específicamente humano, debería ser utilizado con extrema precaución. Para satisfacer nuestras necesidades de mamíferos humanos necesitamos otorgar gran importancia a la intimidad, ya que todos los mamíferos tienen una estrategia para no sentirse observados cuando paren. También tenemos la necesidad de sentirnos seguros. Es significativo que cuando una mujer disfruta de completa intimidad y se siente segura, a menudo adopta posturas típicas de los mamíferos, como por ejemplo, a cuatro patas. Es común oír decir que el nacimiento debe “humanizarse”. Pero en realidad la prioridad es “mamiferar” el nacimiento. El nacimiento debe, en cierta manera, deshumanizarse.

Tras esto, resulta obvio que el ambiente y el trato que se ofrece hoy en día en los hospitales, para los casos de parto de bajo riesgo, distan mucho de ofrecer este ambiente necesario para que la mujer se sienta segura y relajada, sin miedo, confiada de su capacidad para dar a luz y pueda llevar a cabo su trabajo de parto sin interferencias. En la mayor parte de los hospitales de España y del mundo, lo normal es la ausencia de privacidad e intimidad, la imposibilidad de elegir la postura del parto obligando a la mujer a parir en litotomía (acostada sobre su espalda), la monitorización interna continua, la aplicación de oxitocina intravenosa y un largo etc. de intervenciones que afectan directamente a la fisiología natural del parto, por lo que no es de extrañar que el dolor sea lo normal y no la excepción y que el aumento de partos instrumentalizados y cesáreas crezca de forma exponencial a medida que aumenta el intervencionismo durante el proceso de parto.
Michel Odent asegura que los ginecólogos no saben lo que es un parto porque sólo han visto partos en los hospitales. Es como si se hubiera construido una disciplina médica sobre una base errónea; en una incomprensión del parto como un fenómeno que entra en la esfera de la sexualidad humana, y por ello, los partos hoy por hoy se presentan a menudo con enormes dificultades. El se pregunta, "si la oxitocina es el oxitócico que abre el útero y ésta se segrega de forma natural con la excitación sexual, ¿cómo se va a producir oxitocina natural si la mujer está en una situación de stress? ¿Será, quizá, por eso que los viajeros e historiadores, como Fray Bartolomé de las Casas, que han dado testimonio de pueblos en los que las mujeres parían sin dolor, contaban que las indias se escondían para parir solas?"[24]
Y por otra parte, ¿cómo va el cuerpo a moverse a favor del parto si no se deja a la mujer adoptar la postura que le vaya pidiendo la evolución del proceso? ¿si se la mantiene de forma obligatoria tumbada sobre una mesa? ¿Cómo no va a haber atascos con el cuerpo en horizontal? ¿Cómo se va a empujar si no tenemos los pies en el suelo? La medicina no hubiera nunca intentado forzar la fisiología del parto como viene haciendo, si hubiera tenido en cuenta que esa fisiología sólo la puede guiar las propias pulsiones sentidas por la mujer[13].
Enrique Lebrero, ginecólogo de la clínica Acuario en Alicante y pionero en la instauración de un protocolo de atención al parto natural en la misma, describe por el contrario, como debería ser la forma de actuar del personal sanitario que atiende a la mujer de parto[25]:

Ante un parto fisiológico, de una mujer sana, los profesionales debemos recordar − y creerlo − que el parto no es una enfermedad, ni un acto médico-quirúrgico. Y lo mejor que podemos hacer es respetar y potenciar esa fisiología, esa experiencia vital. En todo momento nuestra posición debe ser de un discreto segundo plano, fundamentalmente transmitiendo seguridad y confianza y potenciando su autonomía. Recordar que en un parto nunca debe haber prisa, cada mujer tiene su ritmo en el parto. Los profesionales del nacimiento debemos saber manejar situaciones y elementos para potenciar la fisiología del parto. Los futuros profesionales deberán saber usar el baño caliente en el momento terapéutico adecuado, sugerir un cambio de postura a la mujer que le favorezca, ayudar a afrontar a la madre la sensación de soledad y de miedo a la muerte.
El masaje adecuado, la palabra precisa, acompañar en la respiración relajante. Estos y muchos otros son los actos terapéuticos imprescindibles para volver a recuperar el sentido del acto de parir y de nacer.


En un clima de este tipo, la experiencia del parto, así como la percepción del dolor, cambian notablemente para la mujer. Este tema está ampliamente tratado por Laurie Annis Morgan en su libro “El poder de un parto placentero”[26]. De sus artículos donde comenta el contenido de su libro, se puede extraer[27]:

He tenido dos partos sin apenas sufrir dolor, pero el primero requirió un esfuerzo enorme de preparación mental, espiritual y emocional porque tenía muchos bloqueos personales en esas áreas en ese momento. Las pocas contracciones que sentí como dolorosas en esos momentos se podían atribuir por completo al miedo, pero el miedo no es la única razón por la que las mujeres experimentan dolor en sus partos. Es importante reconocer que existen numerosas fuentes de dolor que surgen durante el parto, especialmente, cuando éste es medicalizado, ya que intervienen diferentes factores y formas de llevarlo a cabo según el grado de intervencionismo. Es poco aconsejable focalizarse en eliminar el dolor durante el parto, ya sea mediante el uso de fármacos o mediante el control del miedo, si se ignora el resto de factores que actúan en el parto.
He visto muchas mujeres que se quedan con la idea de que lo único que necesitan para no sentir dolor es eliminar el miedo y sin embargo acceden a un tipo de parto en el que aceptan todas las intervenciones inimaginables y después culpan a la teoría del síndrome miedo-tensión-dolor por el dolor que experimentaron en sus partos. Es cierto, que tal y como indicaron autores como Laura Shanley y Grantly Dick-Read, el miedo es un componente clave en el dolor del parto, pero quedarse solo en el miedo como único factor causante del dolor en el parto es perderse muchos de los puntos clave de estos mismos autores. Incluso si tú eres una persona muy poco o nada miedosa en lo concerniente al parto, puedes experimentar dolor si no se respetan aspectos tan fundamentales de la fisiología del parto, tales como la libertad de movimientos durante la dilatación o expulsivo, si te realizan una inducción artificial de las contracciones, si existe falta de privacidad e intimidad, maltrato psicológico por parte del personal que atiende el parto, o si has sufrido experiencias sexuales traumáticas sin tratar, tensión, agresividad, sed, tener la vejiga llena, sensación de vacío intestinal, sentimientos de soledad, agotamiento, problemas para relacionarse, complicaciones, distracciones, o si se pone una excesiva atención a las contracciones o se cree que el parto siempre es doloroso, etc.
Es imprescindible en cualquier discusión sobre parto sin dolor tenga siempre presente que para no sentir dolor, el parto no tiene por qué carecer de sensaciones y puede ser incluso placentero. En mi experiencia personal muchas de las experiencias más valiosas no son ni sencillas, ni carecen de sensaciones, como por ejemplo las relaciones de pareja, donde se da una mezcla de placer, trabajo duro y en ocasiones auténtico dolor, pero es fundamental para mi y parte integral de la experiencia. Yo no querría para ninguno de mis partos que se anulase ninguna de las sensaciones, del mismo modo que no quiero que se anulen las sensaciones que acompañan a la relación sexual. La apertura del cervix, las contracciones rítmicas y poderosas del músculo uterino, el ensanchamiento de las paredes vaginales y los tejidos pélvicos, la tensión de perineo, y el clímax final de una preciosa, húmeda, nueva vida emergiendo en tus manos: ¡estas sensaciones son increíbles y no deberían eliminarse!
La clave de no sentir dolor no es tampoco ser la mujer afortunada que tiene un alto umbral de dolor. Yo personalmente tengo un muy, muy bajo umbral de dolor, por ejemplo. Simplemente los gases en el estómago pueden hacerme doblar hasta las rodillas; una simple nausea me provoca desear morirme. Lo que constituía en mí un auténtico pánico al trabajo de parto y al momento del parto en sí, al principio. Pensaba, “Si no soy capaz de manejar unos meros gases, ¿cómo voy a ser capaz de aguantar un bebé pasando a través de mi cuerpo?” pero como comento en mi libro, eso ocurría cuando yo tenía un concepto equivocado del parto y las fuentes del dolor.


En un artículo del 2001, Wendy Budin, profesora de la escuela de enfermeras de la Universidad de Seton Hall, en New Jersey, se pregunta acerca de la relación entre el miedo y la manera de afrontar el parto, de acuerdo con la espiritualidad de cada uno y de su forma particular de encarar otras facetas de la vida, al tiempo que alerta que el parto es una vivencia profunda para la mujer, de la cual no debería ser privada[28]:

Me pregunto, por qué algunas mujeres sienten el proceso de dar a luz desde una dimensión espiritual, mientras que otras se acercan a esta experiencia desde el miedo y tienen pavor y la quieren evitar a toda costa. En el libro de Peterson “Dar a luz normalmente: Una aproximación personal al nacimiento” se sugiere que las mujeres experimentan el parto de la misma manera en la que viven el resto de experiencias de su vida.
El momento del parto es una situación de crisis en la mujer, de modo que la mujer lo afronta de la misma manera que otras facetas. Unas se crecen y se sienten poderosas y otras tratan de asumir el control o prefieren huir y no sentir nada. Muchas mujeres eligen no sentir nada de su experiencia de parto y prefieren que todo este minuciosamente controlado usando la tecnología y la anestesia disponible para no experimentar dolor. Hoy en día, demasiadas mujeres se acercan al trabajo de parto con la idea: “Por favor, hágase cargo de esto, no quiero sentir nada, sólo haga que mi niño nazca y que esto se acabe cuanto antes”. En lugar de esto, lo que las mujeres necesitan es que se les anime y se les brinde un apoyo desde el cariño y el respeto, haciéndoles confiar en la capacidad de su cuerpo para dar a luz sin problemas.
La confianza de una mujer en sus capacidades están terriblemente influenciadas por el equipo sanitario, el entorno donde el parto tiene lugar y en el grado de iniciativa y decisión que tenga la madre acerca de lo que quiere para su parto. Por desgracia, demasiado a menudo las mujeres no reciben el apoyo necesario debido a que muchos de los médicos y enfermeras toman la misma actitud hacia el parto que hacia cualquier otra crisis o situación médica: en su papel de expertos, ellos sienten que tiene que resolverlo, “curarlo” lo antes posible. Por ello, muchas mujeres se someten por rutina a estos protocolos médicos y hacen uso de la anestesia epidural. Con ello, renuncian a la verdadera experiencia del parto, al momento que tiene el potencial de ayudarles a crecer y alcanzar una mayor plenitud espiritual y psicológica.
[…] Cuando yo les comento a mis estudiantes de enfermería que dar a luz de forma natural puede ser una experiencia espiritual, ellos con frecuencia me miran como si estuviese loca. ¿Por qué, me preguntan, debería alguien sufrir cuando las técnicas de la medicina actual nos permiten tener acceso a la anestesia para aliviar el dolor? ¿Por qué molestarse en tener un parto natural? ¿Por qué no intentar sentir lo menos posible? Esto termina siempre en una discusión filosófica acerca del parto. Intento que ellos aprecien el parto como algo normal, natural y saludable. Escuchamos demasiado acerca del dolor del parto y muy poco acerca de lo agradable y placentero que pueden llegar a ser las sensaciones de las contracciones, sentir el empuje cuando el bebé intenta venir al mundo y la experiencia de armonía con los ritmos del cuerpo, al tiempo que realiza el increíble trabajo de parto. Intento ayudar a los estudiantes a reconocer que la experiencia de parto afecta de forma profunda a la mujer y a su familia, que la mujer posee una sabiduría innata para guiar el proceso. Mi controversia es esta, para ser transformados por el nacimiento, uno debe experimentarlo realmente. Algunos estudiantes aceptan esta filosofía, pero por desgracia, otros continúan cuestionándose por qué alguien debe necesariamente pasar o querer pasar por el dolor en el parto.


¿Es realmente posible un parto sin dolor?

La respuesta es sí, y también es no. El parto sin dolor es posible, pero muy difícilmente con el modelo obstétrico actual que tenemos en España. Como se expuso en el apartado anterior, el dolor surge como respuesta a una tensión que conlleva a la producción de adrenalina y a una disminución del aporte de oxígeno al útero, así como a una contracción tensionada de las fibras musculares del útero. La causa de esta tensión es el miedo al parto y al dolor, pero la misma tensión y producción de adrenalina también surge como consecuencia de no respetar los ritmos, circunstancias y demás requisitos que requiere el parto para transcurrir en condiciones fisiológicas normales. Se requiere de ambas cosas y es tan fácil que algo enturbie la labor de la mujer durante el parto, que es realmente difícil lograrlo. Por un lado, la madre debe desprenderse de sus miedos más profundos y confiar en su naturaleza de mujer, dadora de vida. Pero no como una forma de auto-justificación subjetiva sin base alguna, sino porque la mujer es una mamífera con toda la capacidad que la naturaleza le ha dado tras una evolución de millones de años para hacerlo de forma segura, y con toda una evidencia científica que lo respalda. Debe abstraerse de todos esos riesgos, esos miedos a si saldrá bien, seré capaz, olvidarse de las historias que le han contado, de todo, confiar, confiar y confiar… Debe ir al parto tan tranquila y tan feliz como cuando va a hacer el amor, tan concienciada de que el parto es una prolongación de esa experiencia sexual, que nada externo pueda enturbiar ese momento. Tan tranquila como cuando va a comer (que no piensa en las probabilidades que tiene de atragantarse y morir). Sintiendo que esa experiencia es algo tan natural como cualquier otra función fisiológica de su organismo, que no requiere ser supervisada constantemente por un equipo médico para hacerla de forma segura. Tranquila, porque parir de forma natural y sin intervencionismo médico, es seguro .
Pero por desgracia, este concepto del parto es difícil de arraigarlo en nuestra sociedad, así que, si quieres un parto sin dolor, antes debes trabajar estos aspectos y estar totalmente convencida, y por ello, buscar unas condiciones para dar a luz lo menos intervencionistas posible, lo más natural posible, lo más intimo posible. Como decía Odent, hay que parir en condiciones de seguridad e intimidad que permitan que nuestro neocórtex, el que nos hace humanos y nos mantiene en estado de alerta segregando adrenalina (bloqueando el parto y la producción natural de oxitocina) esté lo más relajado posible, para que nuestro cerebro primitivo y mamífero, pueda trabajar sin interferencias y orquestando el parto.
Cuando comienza un parto, las primeras ‘contracciones’ se sienten como pequeños pellizcos indoloros, podríamos decir que casi no duelen; en este momento es cuando la mujer debe de iniciar el viaje interior al "planeta parto", desconectarse del mundo y conectarse con sus pulsiones y su deseo; y en lugar de retraerse por miedo al dolor –que todavía no ha llegado- hacer un acto corporal de entrega y de abandono: relajarse, abrirse y empujar. Creo que de este modo, las siguientes ‘contracciones’ ya no se percibirán ni siquiera como pellizcos, sino que sólo llegará la agradable sensación difusa de placer producida por el temblor del cervix.
Si por el contrario, como solemos hacer, nos dejamos llevar por el miedo y nos contraemos y nos encogemos, a la siguiente contracción los pellizcos se irán notando más y comenzarán a ser dolorosos, y empezaremos a recorrer la espiral del dolor: cuanto más dolor más retraimiento y encogimiento, y cuanto más encogimiento, más dolor... y así nos iremos moviendo en contra del parto; en lugar de coger el ritmo de los latidos, entrar en la espiral del placer y movernos a favor del parto.
Laurie Morgan, sugiere que, en general, cualquier técnica que ayude a relajarse y desconectar, tales como bailar suavemente, masajes, escuchar música relajante, ponerse calor, realizar sexo o masturbarse , llenarse de pensamientos positivos (me quiero, soy capaz, me merezco un parto gozoso, puedo tener un parto gozoso, voy a tener un parto fácil y placentero, etc.), practicar ejercicios y posturas relajantes, cambiar de posición y moverse libremente, seguir el instinto... Todo ello puede ayudar mucho a no focalizarnos en el pensamiento de dolor y a alejarlo de nuestras mentes.

Una opción altamente relajante y que beneficia muchisimo el parto, precisamente por esto es la de hacer uso del agua en el parto. El papel principal del agua es ayudar a la madre durante el periodo de dilatación y facilitar que adopte posturas instintivas y naturales, lo que le permite alcanzar un nivel óptimo de relajación. El agua en el parto es un método sencillo y eficaz que favorece que la mujer recupere su instinto biológico y que su sistema neuro-hormonal facilite el parto, con menos dolor, menos analgésicos y menos intervenciones médicas, al tiempo que permite que la mujer se aísle, se sienta en un clima más íntimo y seguro y reduzca su nivel de miedo y ansiedad. Cuando una parturienta se introduce en una bañera con agua caliente (con una temperatura de 37°C), se reduce la producción de adrenalina. Además, el ambiente acuático reduce la fuerza de la gravedad y la estimulación sensorial y aumenta la producción de endorfinas (neurotransmisores producidos por la glándula pituitaria responsables de disminuir las sensaciones dolorosas). El agua caliente, igualmente, relaja la musculatura de la madre y repercute en una respiración más tranquila. El ritmo y la intensidad de las contracciones disminuye, pero la dilatación es más rápida. La mujer consigue intimidad con el aislamiento sensorial que produce el baño de agua caliente, estando a oscuras y en silencio.
El primer parto dentro del agua del que se tiene noticia está registrado en 1803, en Francia, aunque existen pruebas concretas de que algunas culturas antiguas practicaban el parto en el agua: las egipcias daban a luz de esta forma a los bebés destinados a ser sacerdotes y sacerdotisas; y los indios Chusmash de la costa de California pasaban el trabajo de parto en los remansos de las mareas y bahías poco profundas a lo largo de la playa[30]. No obstante, no es hasta 1970 que el médico francés Michel Odent empezó a introducir a las parturientas en una bañera de forma sistemática. Descubrió que el uso de agua caliente en el parto era beneficioso puesto que disminuía el dolor y favorecía la dilatación cervical, sobre todo en aquellas mujeres con contracciones ineficaces[31]. Fue a partir de 1981, en Estados Unidos, cuando esta práctica empezó a popularizarse como opción alternativa para dar a luz. Casi 30 años después de los hallazgos de Odent, la práctica del parto acuático se ha extendido notablemente. Esta opción se sigue en el Reino Unido, Francia, Bélgica, Japón, EEUU, Australia y España, donde, cada vez más, se crean centros en donde tienen lugar este tipo de nacimientos. Según sus partidarios, es una iniciativa más humanizada y natural, ya que cada mujer da a luz a su propio modo y bajo sus instintos[30]. Existe evidencia científica de que la inmersión en agua durante la dilatación reduce la percepción del dolor en las parturientas, así como el miedo durante el parto[31-34].

Laurie Morgan apunta finalmente, que prepararse psicológicamente para no tener dolor antes del parto es como hacerse un seguro para el hogar, en realidad no protege la casa de un desperfecto, pero te genera tranquilidad. La preparación te va a ayudar a estar tranquila y no preocuparte por ese tema, a tener fe en el parto y en la sabiduría de tu cuerpo: “Nuestros cuerpos fueron diseñados para dar a luz con normalidad y contienen todo lo necesario para ello. No necesitamos nada más, ni medicalización ni instrumentalización de ningún tipo, ni ninguna otra actividad para dar a luz de forma placentera y gloriosa.”

Lo que en general es indiscutible es que la percepción del dolor es, en un amplio grado, una cuestión subjetiva del individuo y como decía Laurie Morgan, muy influenciada por la cultura y los hábitos aprendidos desde la infancia. Comenta David Morris en su libro “La cultura del dolor” que Mark Zborowski publicó en 1969 un curioso libro titulado “Gente con dolor”, en el que relató las actitudes que produjo el dolor en los veteranos de guerra[35]. Clasificó una muestra de pacientes por su origen étnico y formó cuatro grupos: irlandeses, judíos, italianos y estadounidenses viejos. El último grupo interpretaba el dolor como una amenaza de desempleo y de ruina económica, los irlandeses afirmaron que este síntoma no los aplastaba. Los judíos lo consideraban como un castigo por el pecado y los italianos lo veían como una prueba de fe y redención. Zborowski afirmó que la fisiología del dolor adquiere atributos culturales y sociales y su análisis no sólo requiere de investigación en el laboratorio y la clínica, sino también en el complejo laberinto de la sociología. La medicina constituye una poderosa cultura o subcultura que produce sus estereotipos, la descripción del cuerpo humano como si fuera una máquina explica lo equivocado del tratamiento del dolor en esta concepción, pues éste y la enfermedad siempre son artefactos culturales.
Zbrorowski perfila la idea de que hay una identidad cultural asociada al dolor, en tanto que uno aprende con sus progenitores y parientes cercanos cómo y cuando es apropiado expresar dolor, pero además hay una identidad étnica y un devenir histórico que pueden quedar registrados en la expresión del dolor. De hecho, la misma Asociación Internacional para el Estudio del Dolor define el dolor como la experiencia “sensorial” y “emocional” relacionada con el daño real o potencial de algún tejido, o que se describe en términos de algún daño. De esta definición se destaca que hagan distinción entre lo sensorial (percibido por los sentidos) y lo emocional (interpretado o valorado por el cerebro en función de experiencias previas y nuestra educación). Somos seres culturales en el padecimiento y el tratamiento del dolor.

hipopresivos ¿QUÉ SON?

viernes, 27 de enero de 2012

Leche del inicio, leche del final


Veinte minutos en un pecho y veinte minutos en el otro pecho, o quince en uno y quince en otro? Y porqué no siete en uno y siete en otro? Qué hay de cierto en ello?


Foto de The Skeptical Mother. 
Izquierda: Leche del inicio. Derecha: Leche del final

Por Valeria Calderón.

La primera leche, aquella que recibe el bebé recién nacido se llama calostro, un líquido espeso y amarillento que viene muy concentrado pero con importantes beneficios a nivel inmunológico y que luego de unos días se transforma en leche madura. 

Cada bebé recibe la leche materna de acuerdo a un patrón propio que irá cambiando conforme el pequeño crezca y se desarrolle, por ello es muy importante permitir que reciba su leche cada vez que lo pida y no cada vez que el reloj lo diga. El consejo de quince minutos de un pecho y quince minutos del otro pecho cada tres horas, o diez y diez, o cinco y cinco, no aplica para un bebé amamantado porque un bebé puede cambiar la frecuencia de las tomas a lo largo del día, a lo largo de su crecimiento o esperar más o menos tiempo entre tomas si así su naturaleza lo indica. Esto quiere decir, que el deseo del bebé de tomar leche seguido, no es un indicador de falta de leche materna como si lo podría ser que no moje pañales o no suba bien de peso, así como es normal que el mismo bebé tome leche con intervalos mayores de tiempo. 

Por lo general los bebés toman pecho ente ocho y doce veces cada veinticuatro horas y conforme los bebés van creciendo, su capacidad gástrica aumenta y naturalmente van regulando los tiempos de su alimentación. 

No termino de entender el porqué de los famosos quince y quince y me pregunto, porqué no siete y siete. Lo que si entiendo es que funciona más permitir que el pequeño termine el primer pecho sin que debamos contar minutos para cambiarlo al segundo pecho. Esto se explica porque la composición de la leche va cambiando a medida que transcurre una toma: la primera leche que sale, llamada leche del inicio, viene en un volumen grande, calma la sed del pequeño y tiene un rico contenido de lactosa aunque poca grasa. Conforme transcurre la toma esta leche da paso a la llamada leche del final que no tiene tanto volumen pero es grasosa y le ayuda a subir de peso. El bebé y no el reloj, es el único en el mundo que sabe cuando obtuvo el equilibrio que necesitaba para su desarrollo. A modo de ejemplo, si salgo a comer con una amiga, fácilmente puedo ver que mientras yo voy en el postre, ella apenas está terminando su plato principal. Ella se toma su tiempo para comer como muy probablemente lo hacen algunos bebés. Si un bebé de este estilo es cambiado de pecho, muy probablemente está recién probando la entrada y lo hacemos levantarse de la mesa y cambiarse de restaurante para llegar a otro y ofrecerle el postre sin la posibilidad del plato fuerte. 

De igual manera un mismo bebé que cuando es recién succiona lentamente, seguramente va a tomar leche en menor tiempo conforme crezca. Y el hambre del bebé es otro factor que influye porque entre más larga se haga la toma, más grasa hay en la leche entonces, si el bebé no tiene mucha hambre, seguramente tomará la leche del inicio y en una próxima toma recibir la del final. 

Las consecuencias de no permitir que sea el bebé quien marque la pauta son: bebés más irritables que se llenan de lactosa, aumenta de peso despacio, están inquietos y tienen una deposición verdosa y líquida. 

Como en todo hay excepciones: un bebé recién nacido por lo general es somnoliento o un bebé con una succión débil por ejemplo. En este caso, una de las técnicas para que reciba su alimento es estimularlo a que tome leche alternando de pecho frecuentemente. 

Cómo sabemos si nuestro bebé quedó satisfecho? Por lo general, el mismo dejará de tomar y se quedará dormido o soltará el pecho. En ese momento podemos aprovechar para intentar sacarle gases y ofrecerle el segundo pecho que probablemente si es un bebé pequeño no aceptará, caso en el cual, cuando vuelva a pedir se lo ofrecemos. Si el bebé solo tomó un poquito de leche, cuando vuelva a pedir le damos del pecho que dejó “comenzado”. 

Si estamos en los primeros días luego del nacimiento del bebé y sentimos congestión mamaria en el otro pecho del que no tomó el bebé, tal vez nos funcione extraernos una pequeña cantidad de leche del pecho que no tomó para aliviar esa congestión. 

Fuentes: 
El Arte femenino de amamantar 
Lactancia maternal, libro de respuestas

jueves, 26 de enero de 2012

Conociendo a tu bebé...


llanto-bebe
Las lágrimas y los llantos de tu bebé serán su lenguaje inicial, el que deberás interpretar para saber cómo se siente, qué necesita, qué espera de ti tu bebé.

¡Si eres madre primeriza, esta nota es especial para ti!

¿Cuáles son las principales causas por las que llora tu bebé?

-    Cuando tiene hambre: llorará antes y después de que se alimenta. Se calma inmediatamente mientras come o bebe.

-    Cuando siente frío: llorará si tiene frío, y esto puede ocurrir frecuentemente. Cuanto más pequeño es tu bebé, necesitará temperatura más elevada en el ambiente. Notarás en su rostro, y en sus manos; si la temperatura es la adecuada.

-    Cuando debes cambiarle los pañales: llorarán al sentirse molestos, con un llanto muy particular, muy parecido a una queja

-    Cuando están inquietos: a los bebés muy pequeños cuando los cambias de ambientes, o los rodean personas desconocidas, suelen ponerse inquietos y lloran para demostrar que no están conformes donde están.

-    Cuando están alterados los ritmos de sueño o alimento: los bebés, al igual que los adultos y los niños, deben respetar sus ciclos de sueño y alimento. Es saludable para el cuerpo y la mente respetar ciertos horarios. En los bebés particularmente será importante que controles los horarios de sueño, comidas y baño. ¡Presta atención a este detalle!

-    Cuando sienten dolor: el llanto es la única manera que tu bebé encontrará para demostrar el dolor. La característica de este llanto variará en relación al dolor que sienta. Cuando sienten cólicos o dolores muy fuertes, el llanto será muy difícil de clamar. En los resfríos, las otitis y las gripes, el llano es constante en el tiempo, pero intermitente. Por momentos llorará, y por momentos no.

¡Escucha el lenguaje de tu bebé!
Te sentirás mejor si logras comunicarte de una mejor manera, y entender lo que le sucede.
Si logras calmar a tu bebé, también te sentirás tú más calmada.
¡Tenlo presente!

Fuente:  http://www.animodemujer.com

¿Estás preparada para tu nuevo cuerpo?


Tu cuerpo, es el escenario protagonista de esta increíble etapa. Ser madre, con todo lo que eso implica, trae aparejados cambios en todos los aspectos de tu vida.

Pero, sin dudas, el cuerpo es la transformación más visible. Inseguridades, miedos, desconfianza pueden estar presentes. ¡Es normal que te sientas desconcertada! Tu cuerpo cambia más rápido de lo que puedes registrar, y no siempre estarás del todo preparada…

Además de aumentar de peso, las modificaciones que vivirás son principalmente:

1-    Cambios en el útero, ya que empieza a crecer desde el principio mismo del embarazo. En apenas nueve meses, su tamaño tiene que aumentar de 6,5 cm a 32-33 cm. Tú, solo notarás los cambios a partir del cuarto o quinto mes del embarazo, cuando tu vientre comience a crecer.

2-    Cambios en los pechos. También empiezan a hincharse y a aumentar de peso desde los primeros meses. Al cabo de unas pocas semanas, sentirás que los pezones sobresalen, la areola se oscurece. Las venas de los pechos, suelen estar más irrigadas durante el embarazo. Hay muchas mujeres que no notan tanto estos cambios, esto también es normal. ¡Tranquila!

3-    Cambios en tu circulación, ya que deberán ocurrir pequeñas transformaciones para que tu cuerpo se adapte a la nueva vida que estás gestando. Tu objetivo será suministrarle sustancias a tu bebé, mediante la placenta. Notarás la dilatanción de los vasos sanguíeos, el pulso más acelerado, modificaciones en la presión arterial, etc. Todo es para que tu sangre le aporte a tu bebé lo que necesita.

4-    Cambios en tu respiración y digestión. Estos también son normales y esperables.

5-    Cambios hormonales: serán los protagonistas! Dos hormonas son las principales causantes de estos cambios: la progesterona y los estrógenos, producidas por los ovarios. A lo largo de la gestación, entrarán en juego también otras hormonas… Tu metabolismo se está adaptando, y es increíble!

Tu cuerpo está cambiando…
Tú estás cambiando…
¡Tú estás esperando a tu bebé!

Disfruta y vive al máximo esta irrepetible etapa en tu vida. No te arrepentirás de sentir cada uno de los detalles, te lo aseguramos!

DERECHOS


La salud es un derecho

La falta de información genera situaciones de injusticia que dificultan el pleno ejercicio del derecho a la salud que es constitucional.
Todas somos merecedoras de una atención respetuosa sobre nuestra persona, para vivir la maternidad con confianza, dignidad y conocimiento de lo que está sucediendo.
Todos los seres humanos gozamos de una cantidad de derechos, conocerlos es el primer paso para poder ejercerlos.
Además de la Constitución Nacional, las Declaraciones Universales de Derechos Humanos y del Niño, de las leyes de cada país en materia de derechos humanos y derechos parra la salud, existen acuerdos internacionales que cada nación se compromete a cumplir. Y hay también documentos de carácter consultivo, como son los de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se ocupa de difundir estudios científicos y estadísticas para mejorar la atención y prevención de la salud.
En nuestro país algunas de las recomendaciones de la OMS sobre atención al parto y nacimiento figuran en las normativas del Ministerio de Salud de la Nación.
Aquí te ofreceremos una amplia información sobre Leyes, Decretos y Recomendaciones así como recursos legales para hacer efectivo el cumplimiento de las mismas; y para saber que tus necesidades y deseos tienen fundamentos.
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Es bueno recordar que existe, en la República Argentina, una Jerarquía Normativa que se debe respetar y que ninguna disposición o norma de clínicas, sanatorios y demás servicios de salud puede alterar:
• Constitución Nacional
• Constituciones Provinciales
• Tratados reconocidos por el Art.75, inc.22 de la C.N.
• Leyes Nacionales
• Leyes Provinciales
• Decretos
• Resoluciones Ministeriales
Los Derechos que no fueron modificados por la Reforma Constitucional de 1994 son los derechos que se encuentran en la primera parte de la Constitución, en el capítulo primero: “Declaraciones, derechos y garantías”
En esta parte encontramos el Art. 19 que dispone: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a terceros, están sólo reservados a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”
La Corte ha dejado establecido que “la prohibición constitucional de interferir con las conductas privadas de los hombres responde a una concepción según la cual el Estado no debe imponer ideales de vida a los individuos, sino ofrecerles libertad para que ellos elijan” [1]
Los mismos autores destacan que el Artículo 17.1 del Pacto de San José de Costa Rica protege la privacidad mediante una cláusula aún más abarcativa a nuestro propósito, ya que incluye a la familia: “Nadie puede ser objeto de ingerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada o en la de su familia”. “Resulta trascendente la consideración del ámbito familiar como una ampliación de la esfera de intimidad de la persona”.
Otro de los artículos es el Art. 33 que reconoce y protege los derechos y garantías que no están mencionados en nuestra constitución, pero no por ello dejan de existir.
Entonces los derechos a los que nos referimos, son, entre otros, los siguientes:
1. Derecho a la información: Libre acceso a toda la información existente y necesaria sobre derechos, fisiología, rutinas, sistemas de atención, índices de cesáreas, episiotomías, anestésicos, controles mínimos en el embarazo, etc.
2. Derecho a decidir (Consentimiento Informado): La mujer tiene derecho a decidir que se hace sobre cuerpo habiendo recibido toda la información de manera clara acerca de las prácticas y procedimientos (qué, por qué, para qué, cómo, alternativas, etc.)que se pretenden realizar. Y los padres acerca del recién Nacido.
3. Derecho a la libre elección del lugar para parir: Que el sistema público de salud, las obras sociales, los sistemas de medicina prepaga garanticen la cobertura de atención profesional e instrumental donde elija la mujer y su familia: hospital, sanatorio, maternidad o el hogar.
4. Derecho a estar acompañada: Durante los controles en el embarazo, el trabajo de parto y el parto la mujer tiene derecho a estar acompañada por una persona de sus afectos.
5. Derecho a elegir libremente como transitar el trabajo de parto: caminando, bailando, en el agua, comiendo, bebiendo, paseando, etc.
6. Derecho a elegir libremente la posición para parir: Sentada, semi-sentada, parada, en cuclillas, etc.
7. Derecho a expresar libremente las emociones: jadeando, gritando, riendo, llorando, gimiendo, etc.
8. Derecho a permanecer juntos: Desde el instante del nacimiento la mujer y su bebé tienen derecho a permanecer las 24 horas juntos aún si lo tienen que examinar e incluso en caso de operación cesárea.
9. Derecho del Recién Nacido a ser tratado con respeto y amor: El Recién Nacido tiene derecho a no ser sometido a prácticas y procedimientos rutinarios, invasivos, agresivos y en la mayoría de los casos innecesarios como: el corte inmediato de cordón, la aspiración de secreciones, la sonda naso gástrica, la sonda anal, la vitamina K inyectable, el nitrato de plata en los ojos, medida, peso, baño, etc.
10. Derecho del Recién Nacido a ser amamantado desde el instante del nacimiento: El Recién Nacido tiene derecho a ser amamantado desde el instante del nacimiento y a no recibir suministro de soluciones glucosadas ni leche de fórmula, así como tampoco tetinas o chupetes.
11. Derecho a una licencia por maternidad que contemple las verdaderas necesidades de la madre y el bebé: La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda lactancia exclusiva hasta los 6 meses de vida. Para ello consideramos que es necesario promover la prolongación de la Licencia por Maternidad, mínimo, hasta los 6 meses de vida del bebé, garantizando así el derecho del niño a una alimentación adecuada.
Para que todos estos derechos sean respetados Dando a Luz te ofrece diferentes recursos legales: ver consentimiento informado y otros recursos legales

DERECHOS DURANTE EL EMBARAZO Y EL POST PARTO
DERECHOS SOCIALES
Cuando estás embarazada tenés derechos que podés ejercer y debés hacer respetar. Esto también hace a la salud de tu embarazo. En todos los lugares de atención al público ya sean dependencias estatales, municipales o privadas (bancos, supermercados, etc.) existen ventanillas o cajas de atención rápida para embarazadas. Debes averiguar y solicitar esta atención en cada establecimiento.
VIOLENCIA DOMESTICA
No toleres agresiones físicas ni de palabra por parte de tú pareja o familiares. Si te parece que estas siendo víctima de violencia o de abuso es necesario que pidas ayuda.
DERECHOS EN TU TRABAJO
Siempre que concurras a tu control prenatal podes pedir un certificado de asistencia para presentar en tu trabajo. NO DEBEN DESCONTARTE ESE DIA DE TU SUELDO.
Tenés derecho a pedir traslado o cambio de función en tu trabajo en caso de que el mismo pueda ocasionar problemas a tu salud o la del bebé. Para eso debés presentar un certificado médico solicitando el traslado.
A partir del tercer mes de embarazo tenés derecho a cobrar una asignación prenatal de $20 a $40 según el salario.
Cuando te enteres que estas embarazada debés hacérselo saber a tu empleador mediante un telegrama. A partir de ese momento NO PUEDEN DESPEDIRTE.
Licencia por Maternidad: Tenés derecho a una licencia por maternidad paga de tres meses, que pueden ser distribuidos en 45 días antes del parto y 45 días después del parto, o 30 días antes y 60 días después del mismo. Así trabajes en negro te corresponden los mismos derechos. En esos casos el incumplimiento es del empleador, y sus obligaciones son las mismas.
Cuando finaliza tu licencia con sueldo podes elegir:
• reintegrarte
• renunciar a tu empleo por razones maternales, con lo cual te corresponde cobrar una asignación
• extender tu licencia por un período de hasta 6 meses sin goce de sueldo
DURANTE ESE PERIODO NO PUEDEN DESPEDIRTE.
Hasta que tu bebé cumpla un año tenés derecho a dos recesos de media hora en tu jornada laboral destinados a amamantar. También podés acordar entrar 1 hora después o retirarte 1 hora antes de tu trabajo. Tu pareja tiene derecho a una licencia por paternidad de sólo 3 días.
TENES DERECHO A LA ATENCIÓN GRATUITA EN TODOS LOS SERVICIOS DE SALUD NACIONALES O MUNICIPALES
Tenés derecho a ser atendida con respeto y dignidad por el equipo de salud, sin discriminación de color, raza, religión, nacionalidad, edad o condición social.
Deben atenderte aunque no poseas documento de identidad y también si sos de otro país.
Un servicio de salud de calidad debe atenderte llamándote por tu propio nombre y crear alternativas para evitar largas esperas y darte prioridad en la atención. Tener sillas, baños limpios y agua potable.

Derechos de padres e hijos durante el proceso de nacimiento
LEY desde el 25/08/04

ARTICULO 1.- La presente ley será de aplicación tanto al ámbito público como privado de la atención de la salud en el territorio de la Nación.
Las obras sociales regidas por leyes nacionales y las entidades de medicina prepaga deberán brindar obligatoriamente las prestaciones establecidas en esta ley, las que quedan incorporadas de pleno derecho al programa médico obligatorio.
ARTICULO 2.- Toda mujer, en relación con el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el postparto, tiene los siguientes derechos:
a) A ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pudieren tener lugar durante esos procesos, de manera que pueda optar libremente cuando existieren diferentes alternativas.
b) A ser tratada con respeto, y de modo individual y personalizado que le garantice la intimidad durante todo el proceso asistencial y tenga en consideración sus pautas culturales.
c) A ser considerada, en su situación respecto del proceso de nacimiento, como persona sana, de modo que se facilite su participación como protagonista de su propio parto.
d) Al parto natural, respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de medicación que no estén justificados por el estado de salud de la parturienta o de la persona por nacer.
e) A ser informada sobre la evolución de su parto, el estado de su hijo o hija y, en general, a que se le haga partícipe de las diferentes actuaciones de los profesionales.
f) A no ser sometida a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación, salvo consentimiento manifestado por escrito, bajo protocolo aprobado por el Comité de Bioética.
g) A estar acompañada por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto, parto y postparto.
h) A tener a su lado a su hijo o hija durante la permanencia en el establecimiento sanitario, siempre que el recién nacido no requiera de cuidados especiales.
i) A ser informada, desde el embarazo, sobre los beneficios de la lactancia materna y recibir apoyo para amamantar.
j) A recibir asesoramiento e información sobre los cuidados de sí misma y del niño o niña.
k) A ser informada específicamente sobre los efectos adversos del tabaco, el alcohol y las drogas sobre el niño o niña y ella misma.
ARTICULO 3.- Toda persona recién nacida tiene derecho:
a) A ser tratada en forma respetuosa y digna.
b) A su inequívoca identificación.
c) A no ser sometida a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación o docencia, salvo consentimiento manifestado por escrito de sus representantes legales, bajo protocolo aprobado por el Comité de Bioética.
d) A la internación conjunta con su madre en sala, y a que la misma sea lo más breve posible, teniendo en consideración su estado de salud y el de aquella.
e) A que sus padres reciban adecuado asesoramiento e información sobre los cuidados para su crecimiento y desarrollo, así como de su plan de vacunación.   
ARTÍCULO 4.- El padre y la madre de la persona recién nacida en situación de riesgo tienen los siguientes derechos:
a) A recibir información comprensible, suficiente y continuada, en un ambiente adecuado, sobre el proceso o evolución de la salud de su hijo o hija, incluyendo diagnóstico, pronóstico y tratamiento.
b) A tener acceso continuado a su hijo o hija mientras la situación clínica lo permita, así como a participar en su atención y en la toma de decisiones relacionadas con su asistencia.
c) A prestar su consentimiento manifestado por escrito para cuantos exámenes o intervenciones se quiera someter al niño o niña con fines de investigación, bajo protocolo aprobado por el Comité de Bioética.
d) A que se facilite la lactancia materna de la persona recién nacida siempre que no incida desfavorablemente en su salud.
e) A recibir asesoramiento e información sobre los cuidados especiales del niño o niña.
ARTICULO 5.- Será autoridad de aplicación de la presente ley el Ministerio de Salud de la Nación en el ámbito de su competencia; y en las provincias y la Ciudad de Buenos Aires sus respectivas autoridades sanitarias.
ARTICULO 6.- El incumplimiento de las obligaciones emergentes de la presente ley por parte de las obras sociales y entidades de medicina prepaga, como así también el incumplimiento por parte de los profesionales de la salud y sus colaboradores, y de las instituciones en que estos presten servicios, será considerado falta grave a los fines sancionatorios, sin perjuicio de la responsabilidad civil o penal que pudiere corresponder.
ARTICULO 7.- La presente ley entrará en vigencia a los sesenta (60) días de su promulgación.
ARTICULO 8.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Principios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca del cuidado perinatal:
Guia esencial para el cuidado antenatal, perinatal y postparto.

Chalmers B, Mangiaterra V, Porter R. WHO principles of perinatal care: the essential antenatal, perinatal, and postpartum care course. Birth 2001; 28: 202-207.
Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y meta-análisis de estudios controlados sugieren que se continúa practicando en el mundo un cuidado perinatal y uso de tecnología inapropiados, a pesar que existe aceptación generalizada acerca de principios de cuidado basados en las evidencias.
Por este motivo, han sido identificados una serie de principios acerca del cuidado perinatal y se han desarrollado materiales educativos para facilitar la implementación de los mismos por parte de la Oficina Regional de la OMS en Europa.
La Oficina Regional de la OMS para Europa recientemente desarrolló un Taller de Cuidado Perinatal en el cual se propusieron 10 principios que deberían ser considerados en el cuidado perinatal en el futuro. Estos principios fueron ratificados luego en una reunión de la Oficina Regional de la OMS para Europa y sus estados miembros (Segunda Reunión de Puntos Focales para la Salud Reproductiva/Salud de las Mujeres y los Niños en la Región Europea).
Los diez principios del Cuidado Perinatal que la OMS señaló en la reunión fueron:
El cuidado del embarazo y parto normales debe:
1. Ser no medicalizado, lo que significa que el cuidado fundamental debe ser provisto utilizando un set mínimo de intervenciones que sean necesarias y se debe aplicar la menor tecnología posible.
2. Ser basado en el uso de tecnología apropiada, lo que se define como un conjunto de acciones que incluye métodos, procedimientos, tecnología, equipamiento y otras herramientas, todas aplicadas a resolver un problema específico. Este principio está dirigido a reducir el uso excesivo de tecnología o la aplicación de tecnología sofisticada o compleja cuando procedimientos más simples pueden ser suficientes o aún ser superiores.
3. Ser basado en las evidencias, lo que significa avalado por la mejor evidencia científica disponible, y por estudios controlados aleatorizados cuando sea posible y apropiado.
4. Ser regionalizado y basado en un sistema eficiente de referencia de centros de cuidado primario a niveles de cuidado terciarios.
5. Ser multidisciplinario, con la participación de profesionales de la salud como parteras, obstetras, neonatólogos, enfermeras, educadores del parto y de la maternidad, y científicos sociales.
6. Ser integral y debe tener en cuenta las necesidades intelectuales, emocionales, sociales y culturales de las mujeres, sus niños y familias y no solamente un cuidado biológico.
7. Estar centrado en las familias y debe ser dirigido hacia las necesidades no solo de la mujer y su hijo sino de su pareja.
8. Ser apropiado teniendo en cuenta las diferentes pautas culturales para permitir y lograr sus objetivos.
9. Tener en cuenta la toma de decisión de las mujeres.
10. Respetar la privacidad, la dignidad y la confidencialidad de las mujeres.
Estos principios aseguran fuertemente la protección, la promoción y el soporte necesario para lograr un cuidado perinatal efectivo. Estos están siendo incorporados en los materiales técnicos así como también en las herramientas de monitorización y evaluación de la Oficina Regional Europea de la OMS.
Formas de cuidado que deberían ser abandonadas:
· No permitir a las mujeres que tomen decisiones acerca de su cuidado.
· Participar a los médicos en la atención de todas las mujeres.
· Insistir en el confinamiento institucional universal
· Dejar a las madres sin atención durante el trabajo de parto.
· Rasurado de rutina.
· Enema rutinario.
· Monitoreo fetal electrónico rutinario sin determinación de pH en cuero cabelludo
· Restricción de la posición materna durante el trabajo de parto
· Episiotomía rutinaria
· Repetir la cesárea en forma rutinaria luego de cesárea anterior.
· Inducción del parto en forma rutinaria antes de las 42 semanas.
· Uso de sedantes /tranquilizantes de rutina
· Uso rutinario de guantes y mascarillas en las unidades de cuidados del recién nacido
· Separar a las madres de sus hijos cuando estos se encuentran en buen estado de salud.
· Administración de agua/glucosa en forma rutinaria a los niños amamantados.
· Lactancia con restricciones.
· Distribución sin cargo de muestras de fórmulas lácteas.
· Prohibir las visitas de los familiares.
Formas de cuidado que reducen los resultados adversos del nacimiento:
· Proveer apoyo psicosocial a las mujeres.
· Contacto madre-hijo irrestricto.
· Escaso beneficio de una tasa de cesárea superior al 7%.
· Posición levantada durante el trabajo de parto.
Prácticas en el Control prenatal recomendadas para el personal de salud que realiza control prenatal:
Nutrición:
· Recibir ácido fólico antes del embarazo y durante el primer trimestre
· Suplementación con Fe solamente si éste está indicado, sabiendo que un nivel de hierro más bajo considerado habitualmente como indicador de anemia, es fisiológico durante el embarazo
Atención médica:
· Abandonar las evaluaciones tradicionales perinatales con score de riesgo, ya que las mismas no pueden predecir quiénes desarrollarán complicaciones. En lugar de esto, observar a las mujeres que no se encuentren en riesgo, permaneciendo vigilantes en todo momento ante cualquier signo fuera de lo normal. Una clasificación de “riesgo” debe ser flexible y abierta a ser revisada.
· Reducir el número recomendado de consultas prenatales para las mujeres con embarazos normales con el fin de disminuir el exceso de medicación y de hospitalización.
· Reducir el uso rutinario de exámenes ecográficos durante el embarazo a solamente “con indicación” o a una ecografía (alrededor de las 18 semanas) si se prefiere.
· Minimizar la cantidad de pruebas de tamizaje durante las consultas. Exámenes de sangre, presión arterial y exámenes de orina para pesquisar proteinuria son esenciales además de la medición de la altura uterina. Los demás estudios deben realizarse solamente si están indicados.
· Entender la sensibilidad y especificidad de cualquier prueba diagnóstica utilizada. No indicar pruebas que no tengan indicación clínica clara.
Cuidado psicosocial:
· Proveer preparación durante el embarazo, parto y para la paternidad. Brindar adecuada preparación e información como parte del cuidado. Incluir compañías que la mujer elija en esta preparación. Reconocer que los padres tienen necesidades propias como individuos y no solamente como compañeros o acompañantes de la pareja.
· Evaluar factores de riesgo psicosociales potenciales que puedan influir en la mujer y su familia. Es útil utilizar una escala como la Escala ALPHA para estos fines.
· Proveer a las madres de la historia clínica de su embarazo y parto. Las madres guardan estos documentos para asegurarse que los mismos van a estar disponibles siempre que los necesiten.
· Brindar a las mujeres información basada en evidencias científicas, y estimular su participación en las decisiones acerca de su cuidado.
· No sentirse obligados, en ningún momento del embarazo o el nacimiento, a brindar cuidados que no estuvieran basados en evidencias científicas, aunque éstos cumplieran con los intereses de la madre y el niño, y fueran requeridos por la mujer o su familia.
· Ofrecer un enfoque individualizado acerca de la atención en todo momento.
· Alentar el desarrollo de protocolos locales de atención.
Alimentación del Niño:
· Estimular la lactancia materna como el mejor método para alimentar al niño. No recomendar ninguna preparación para las mamas, ya que ésta no es efectiva.
Recomendaciones para la Atención Intraparto:
  1. Primer estadio:
· Uso del partograma para registrar y monitorear el progreso del trabajo de parto. Limitar los exámenes vaginales para evaluar el progreso realizándolos cada 4 horas en trabajos de parto normales y cada 2 horas cuando se llegue a la línea de alerta del partograma.
· Minimizar la cantidad de intervenciones durante el trabajo de parto; particularmente evitar la introducción de cualquier dispositivo dentro de la vagina. Estimular una política de “manos libres”.
· Abandonar el uso de rasurado y enema.
· Estimular la deambulación durante el trabajo de parto.
· Usar el estetoscopio fetal para monitorear la frecuencia cardíaca fetal.
· No restringir líquidos durante el trabajo de parto, y permitir que las mujeres con trabajos de parto que progresan normalmente, ingerir comidas livianas si las necesitan.
        Apoyo sicosocial:
· Proveer cuidado permanente durante el trabajo de parto y no dejar a la mujer sola.
· Estimular la presencia de una persona que la mujer elija para que la acompañe durante el trabajo de parto y el parto. Proveer “doulas” (acompañantes entrenados) en el caso de ausencia de una persona, y estimular su presencia además de la presencia de la familia, si la mujer lo requiriera. Notar que los padres no siempre son la compañía adecuada para apoyar a sus parejas, y que ellos también pueden beneficiarse de recibir un apoyo adecuado.
· Usar un sistema rotativo de parteras para facilitar el trabajo en los momentos de mayor actividad.
· Respetar la privacidad de las mujeres y su dignidad en todo momento durante el embarazo, el parto y el post parto.
· Ser sensible a las necesidades culturales y las expectativas de las mujeres y sus familias.
2.    Período expulsivo:
· Usar una posición levantada si la mujer lo elige durante el parto. Evitar el uso de la posición supina para el parto, y particularmente la posición de litotomía (con las piernas levantadas). Abandonar las camas de parto tradicionales para los partos normales. Usar una cama standard si se elige una cama para el parto.
· No realizar episiotomía de rutina (o perineotomía o incisión mediana).
· No suturar rutinariamente los desgarros o los cortes menores: las pequeñas heridas pueden usualmente cicatrizar solas. Suturar cuando esté indicado.
· No realizar exámenes del cuello después del parto en forma rutinaria excepto que exista evidencia de hemorragia.
· Las tasas de cesárea deben ser entre 5% y 15% en cualquier institución, dependiendo del nivel de atención.
· Usar la tecnología más sencilla disponible en lugar de técnicas sofisticadas si esta tecnología está apoyada por evidencia fuerte acerca de su utilidad.
· Usar el método de Misgav Ladach (Starr) para la cesárea cuando sea posible.
· No aumentar los costos en cuidados que no sean esenciales; una compañía para brindar apoyo durante el trabajo de parto es esencial, no un lujo. Los costos de cuidados que no son necesarios (por ejemplo, televisión en las habitaciones) pueden ser cubiertos por la iniciativa privada.
       Manejo del dolor:
· Evitar el uso de medicación durante el trabajo de parto. Para el manejo del dolor se deben usar preferiblemente métodos no farmacológicos, como la deambulación, el cambio de posición, masajes, relajación, respiración, acupuntura, y otros.
· Evitar la analgesia epidural como un método de rutina para calmar el dolor. Preferir la anestesia espinal/epidural a la anestesia general en la cesárea.
             Recomendaciones para establecer un buen contacto madre – hijo:
3.     Nacimiento:
· Ubicar al bebé sobre el abdomen de la madre y secarlo inmediatamente. Animar a que la madre participe. Quitar esa toalla y tapar a la madre y al niño con una segunda toalla que se encuentre seca. Mantener la cabeza del bebé tapada para minimizar la pérdida del calor.
· Cortar el cordón una vez que hayan cesado las pulsaciones del mismo mientras el bebé se encuentra con su madre, siempre y cuando no exista una hemorragia significativa.
· Incentivar el cuidado materno piel a piel con su bebé durante al menos las primeras dos horas después del parto, así como todo lo que sea posible durante el postparto inmediato y posteriormente.
           Promover el amamantamiento:
· Incentivar la alimentación al niño cuando el mismo esté dando señales de que está listo para recibirla, mostrando salivación, movimientos orales, llevándose las manos a la boca y moviéndose hacia el pecho materno. No forzar la alimentación hasta que el bebé no esté listo.
· No separar al bebé de su madre en las primeras horas después del parto. Intentar realizar todos los exámenes necesarios para el recién nacido normal en la cama de la madre, en lugar de utilizar una mesa examinadora apartada.
· Retrasar la realización de los exámenes que no sean necesarios. Realizar los exámenes con la madre y el niño juntos; demorar la hora del baño por 6 horas o más.
· Demorar la profilaxis de la conjuntivitis gonocócica, para evitar que el contacto visual madre – hijo se vea alterado. Luego del nacimiento buscar los momentos apropiados, para dar la vitamina K, BCG y realizar la profilaxis de la conjuntivitis gonocócica contra la gonorrea. (en aquellas instituciones donde esté indicado).
4.       Recomendaciones para los cuidados postparto:
            Promover el contacto madre – hijo y el amamantamiento:
· Seguir las guías de la Iniciativa del Hospital Amigo del Niño para la alimentación infantil: incentive la exclusividad del amamantamiento a demanda desde el nacimiento y evite cualquier suplemento para el bebé que contenga agua, glucosa, o sustitutos de leche materna.
· Ofrecer el alojamiento conjunto para todas la madres y bebés las 24 horas del día.
· Incentivar el contacto piel a piel durante la estadía postparto en el hospital.
             Apoyo psicosocial:
· Permitir la libre visita de los miembros de la familia que la mujer elija durante el postparto.
· Es ideal ofrecer comodidades para que un miembro de la familia pueda acompañar a la madre durante la noche.
5.      Alta:
· Utilizar un criterio flexible en cuanto al momento del alta: permitir que la mujeres juzguen cuando es el momento para volver a su hogar.
· Asegurarse que exista una situación familiar adecuada y sostenedora luego del alta, si ésta no existiera realizar los arreglos necesarios para un seguimiento intensivo.
· Facilitar contactos en la comunidad y fuentes de soporte local para todas las mujeres.
· Incorporar las percepciones de las mujeres y sus parejas acerca de los cuidados, como parte de un procedimiento estándar para el cuidado efectivo y apropiado.
        Planificación Familiar:
· Asegurarse de brindar consejos acerca de la planificación familiar antes del alta.
(Fuente: RELACAHUPAN)