lunes, 6 de febrero de 2012

Mordedura durente el amamantamiento

Todas las madres que hemos amamantado y sido mordidas en algún momento sabemos cuánto puede llegar a doler una mordedura en el pezón o en la areola. Sin embargo, esto no tiene por qué ser una razón para destetar. Desde luego, como muchos otros procesos de la crianza respetuosa, el único remedio infalible para esto es tener paciencia, perseverancia y saber que esto también pasará. Transcurrido un corto tiempo, habremos superado esta dificultad y podremos seguir disfrutando de una hermosa relación de lactancia materna durante meses o tal vez años más.
Dicho esto, y hablando en base no sólo a todas mis lecturas, sino con la experiencia de haber sido mordida más veces de las que quisiera recordar, jeje, les cuento:

¿Por qué me muerde?

El niño que muerde lo puede hacer por varias razones, puede estar experimentando con las nuevas sensaciones de su boca, al hacer erupción los dientes y probando sus músculos para lograr una función masticatoria que antes no utilizaba porque se alimentaba únicamente por succión.

Algunas madres comentan que han notado que sus bebés tienden más a morderlas hacia el final de la toma, bien sea jugueteando con el pezón o por aburrimiento.

Otros, al parecer, lo hacen para llamar la atención, porque ansían la mirada de mamá, estando ella distraída durante la toma, o algo distante.

Según he leído, un pequeño porcentaje de niños tiene dificultad para "re-aprender" a mamar luego de que hacen erupción sus dientes. Digo "re-aprender" porque antes, evidentemente sabían mamar adecuadamente, pero como habrán notado, para succionar el pecho la lengua se posiciona por encima del reborde alveolar (la encía de donde saldrán los dientes). Luego de hacer erupción, estos dientes constituirán un elemento nuevo en la boca del niño, por lo cual los músculos de su lengua, deberán ahora aprender a pasar por encima de los dientes para continuar vaciando el pecho, y a hacerlo sin pincharse en el proceso, porque los dientes recién erupcionados tienen un reborde bastante filoso. 

A mi parecer, esto es lo que nos ha sucedido a nosotros. Luego, al erupcionar los molares, pasamos un par de semanas ¿o meses? - francamente prefiero no detenerme a recordarlo - intentando aprender nuevas posiciones hasta lograr una en la cual yo no saliera masticada y ambos llorando.

¿Cómo evitar que muerdan el pecho?


Podemos ofrecerle al niño, durante los períodos de dentición, cosas frías para mordisquear, por ejemplo un palo de celery/apio lavado, pelado y sacado de la nevera para refrescarle las encías y tener algo que roer que no sea el pecho... 

Además, podemos darles algún juguete de plástico apto como por ejemplo, un aro mordedor o una cuchara de silicona, y explicarle claramente para que sepa diferenciar al menos mentalmente que "esto" es para morder y estrenar los nuevos dientitos, y "mami" es para mamar, y que ha de hacerlo con cariño y cuidado. A otros bebés les gusta morder telas, o etiquetas, definitivamente eso va a gusto del bebé ;) 

Otro buen tip es ofrecerle el dedo antes del la toma, a ver si lo muerde o lo intenta chupar, eso sí: ¡con cuidadito! 

Si nos muerde hacia el final de la toma, es bueno estar atentos si se tensa los músculos de su mandíbula para retirarlo rápidamente del pecho antes de que muerda, podemos romper el vacío de succión introduciendo el dedo meñique en la comisura labial del peque.

Si un niño mayorcito muerde por llamar la atención, basta con darle nuestra mirada y mimitos durante la toma para que no nos muerda. De esta manera también, detectaremos a tiempo cualquier indicio de que está a punto de mordernos.

¿Qué hacer si nos muerde mientras amamanta?

El primer consejo que encontramos en todos los foros de ayuda y artículos de sitios fiables sobre lactancia materna era el de probar decirle "no" con voz firme y cara seria (tampoco en exceso para no asustarlo), apartarlo del pecho, luego explicarle mirándolo a los ojos y aún con cara seria, que cuando hace eso a mamá le duele. Luego recomiendan intentar recolocarlo en una mejor posición o en el otro pecho, y si lo hace de nuevo, hacer lo mismo y comentarle una vez más (añado: respirando profundo y con mucha paciencia), que lo que ha hecho nos duele y que ahora necesitamos esperar un rato a que deje de doler para volverlo a intentar.

También podemos enseñarles con mímica a abrir bien la boca antes de tomar el pecho, a veces la cierran justo antes de prenderse, inician la toma con un agarre inadecuado, o no logran colocar la lengua de modo que los dientes no rocen el pecho. Corregir el agarre en un niño más grandecito requiere paciencia y mucha repetición, aunque la mayoría de las veces se acostumbran de forma espontánea a abrir bien la boca, y a colocar la lengua por encima del reborde de los dientes, otras veces requiere un poco de práctica.

Finalmente, intentar nuevas posiciones para no lastimar constantemente el mismo sitio y aplicar lanolina ultrapura todas las veces que sea necesario para mantener el pecho bien hidratado hasta que el niño aprenda a no hacerlo más. Si amamantamos siempre en la misma posición, conviene probar unas nuevas para aliviar las zonas de roce constante con los dientes. Saray de Mother's Utopia, que es asesora de lactancia certificada, me recomendó que hiciéramos algunas tomas estando yo sentada o de rodillas sobre un cojín, y Sam de pie. Otra que añadimos a nuestro mama-sutra fue acostarnos al contrario, con los pies de Sam hacia mi cabeza (explicándole previamente que tuviera cuidado de no patearme y haciéndole cariño en los pies al mismo tiempo para recordárselo de forma no verbal). Al principio esto nos daba un poco de risa, pero francamente nos fue bien cambiar y ahora todo va bien de nuevo. 

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