viernes, 31 de julio de 2009

Parto humanizado, una opción en alza


Dar Luz en Casa...

Médicos, parteras y cada vez más padres defienden la modalidad del parto humanizado y lo ponderan. Dicen que en las clínicas se maneja una lógica de mercado, se apuran los tiempos y falta intimidad, lo que es muy importante para el recién nacido. Especialistas dicen que se duplicó la cantidad de parejas que eligen parir en casa. Una ley ampara esta elección, pero todavía no lo cubren todas las obras sociales del país. En Europa, es una tendencia instalada, mientras que en Estados Unidos se disparó: aumentó 27%, pero por la crisis económica. Testimonios de quienes dieron a luz en su casa.

La libertad y la intimidad son dos condiciones necesarias en el momento de traer una nueva persona al mundo. Sin embargo, el sistema médico institucional no permite a la mujer y a su pareja vivir el parto con espontaneidad y autonomía. Por eso muchos padres optan cada vez más por un parto humanizado y tener a sus hijos en su propia casa, lejos de las prácticas invasivas de las clínicas y de tiempos pautados por la lógica del mercado.

Las parejas que deciden tener el parto en su casa desean poder manejar la posibilidad de elegir sus tiempos y sus modos, sin adaptarse a un sistema de salud que suele apurar el momento de parir con intervenciones clínicas que no siempre son aconsejables. Así, en la Argentina casi un 80% de las mujeres que tuvieron a sus hijos en centros de salud fueron sometidas a la episiotomía, un corte en la vagina para agrandar el canal de parto, y un 70% a cesáreas en el sector privado cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que no es aceptable más de un 15%. Estas intervenciones médicas son consideradas excesivas por muchas parejas a punto de ser padres y también, cada vez más, por médicos y parteras.

El obstetra Carlos Burgo asiste partos humanizados junto a un grupo de parteras y especialistas. El médico asegura que en los últimos años se duplicó la cantidad de parejas que eligen un parto domiciliario, aunque sigue siendo un sector minoritario de la población. “El parto humanizado tiene muchas ventajas, la principal es que se realiza en un ámbito no hostil ni agresivo y que la pareja tiene autonomía; el riesgo tiene que ver con el tipo de asistencia, no con que sea domiciliario”, sostiene

Buego indica que algunas prepagas y obras sociales no discriminan por tratarse de un parto domiciliario y cubren los servicios, aunque muchas otras todavía se resisten. El obstetra considera que las mujeres que tienen a sus hijos en las clínicas deben pasar por “partos inducidos y por monitoreos permanentes, y además se las asusta todo el tiempo con el dolor que sufrirán”.

Los especialistas sostienen que en los partos “caseros” es fundamental el vínculo afectivo que las parteras establecen con la futura madre.

Raquel Schallman se recibió de partera en la UBA y tiene más de 30 años de experiencia en esta modalidad. Dice que esta práctica se potenció por el maltrato que sufren las mujeres en los partos tradicionales y desmiente que el parto domiciliario sea más riesgoso. “En mi vida profesional sólo tuve dos urgencias, que fueron solucionadas con la internación de la mujer, que siempre debe tener una clínica a disposición por si hay algún problema, pero tiene más riesgos un parto hospitalario, por las miles de infecciones”, cuenta.

Tanto Burgo como Schallman critican con dureza el negocio de la medicina “moderna”. El médico afirma: “Las corporaciones médicas son muy poderosas y lanzan mensajes subliminales para defender sus intereses”. La partera dice que “la anestesia peridural perjudica el trabajo de parto y obstruye la sensación de placer que produce el nacimiento”, y agrega que “existen muchos intereses para que los partos domiciliarios no sean masivos”.

En 2004, se estableció la Ley Nacional 25.929 sobre los derechos de los padres en los momentos de dar a luz y la obligación del sistema de salud de respetar sus deseos e intimidad.

María Lazo tiene 37 años, es terapeuta corporal y tuvo a sus dos hijos en su casa. “No quería que me separen de mi bebé cuando naciera. Estuvo nueve meses en mi panza y no me parecía bien que me lo quitaran al nacer, quería respetar la continuidad del contacto con la madre”, asegura. Lazo dice que el miedo de parir sin anestesia y fuera de una camilla hospitalaria “es algo cultural que nos enseñan desde chicos, parir en casa es como retomar un poder perdido”. Para ella la vivencia emocional de parir en su hogar significó “cortar con un montón de mitos preestablecidos, como que con la anestesia no duele o que en la clínica es más barato, porque no es verdad”.

Los especialistas aclaran que siempre la mejor forma de parir es la que se decide con libertad y convicción, ya sea en la seguridad técnica de una clínica o en la espontaneidad afectiva del hogar.


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