jueves, 13 de mayo de 2010

La oxitocina, la hormona desterrada.


Articulo sacado del bolg: http://lacienciadelamor.wordpress.com
Hace poco en una de mis clases de educación perinatal uno de los padres se me acerco con los ojos muy abiertos y me dijo: “¡Qué increible lo que nos has contado de la oxitocina! ¿Por qué no nos hablan de esta hormona en la escuela?”
He de reconocer que no tengo la respuesta, creo que es un mal sintóma el que no se hable más de oxitocina, porque no hablar de oxitocina es no hablar de amor, de relaciones humanas y de alguna manera es no hablar de opciones para el futuro.
La oxitocina está presente:
  • En la confianza hacia los demás
  • En el orgasmo femenino y masculino
  • En las contracciones uterinas durante el parto
  • En el reflejo de expulsión del bebé durante el parto
  • En el amamantamiento
La producción de oxitocina natural se incrementa a través del tacto principalmente, a través de la piel, por esto el tener un animal de compañia al que acariciar a menudo puede ayudar a superar la depresión. Los abrazos son maneras inmediatas de elevar la oxitocina, de hecho es la expresión más común de apoyo, amor y empatía.
La cuestión es ¿nos queremos lo suficiente? ¿Es cariñosa la sociedad en la que vivímos? Hay muchas maneras de mirar al amor necesario socialmente, pero si miramos a los inicios de la vida de un humano, ya tenemos un buen montón de respuestas.
¿Podríamos decir que a los niños de hoy se les quiere más que a los de hace doscientos años?. Quizás sí, quizás intelectualmente se les quiere más. Los padres se preocupan de una manera más racional de los hijos, generalizando se podría decir que en la sociedad actual hay un interés más activo en los estudios de los hijos que antes, se leen libros sobre como cuidar de los hijos, se les dan más opciones, se les compran muchas cosas, y se les apoya de manera intelectual y economica de una manera que quizá hace años no se hacía. La cuestión en este blog es ¿les queremos de manera fisíológica?
Si miramos a los niños de la sociedad de hoy y pensamos en términos de amor físiológico, preguntamos:
  • ¿Se intervienen los partos o se separa a la madre del bebé tras el nacimiento?
  • ¿Superan las césareas programadas los indices recomendados por la OMS?
  • ¿Se amamanta a los bebés durante la primera hora de vida y hasta los dos años?
  • ¿Se responde a su llanto?
  • ¿Se les coge en brazos o se les lleva en porta bebés?
Cuando se separa a la madre de su bebé o se anestesia o interviene estamos creando obstaculos para está relación tan importante, la primera relación de este bebé, la que garantiza su supervivencia y su bienestar emocional.
Cuando se hace una césarea sin que se desencadene el proceso hormonal que se da en un parto estamos eliminando a la oxitocina del proceso, estamos decidiendo que el amor no importa. Cuando no amamantamos a nuestros bebés no sólo ponemos en peligro a su salud, ponemos en peligro la nuestra, además de los multiples beneficios del amamantamiento para la madre, cómo la reducción del riesgo de contraer cancer y de desarrollar artritis reumatoide, al ser la oxitocina un vaso dilatador esta contribuye de tal manera en nuestra salud que se ha llegado a establecer que a más hijos y más años de lactancia, menor riesgo de hipertensión, diabetes tipo b e infarto cardíaco. Cuando amamantamos no sólo alimentamos, amamos.
Cuando no se responde al llanto de un bebé, se le abandona, el bebé humano no puede ser abandonado, para su supervivencia necesita del cuidado y amor continuos, lo unico que aprende un bebé al que no se responde es a no llorar porque nadíe viene, los bebés en los orfanatos no lloran, los niveles de cortisol (la hormona que producimos cuando experimentamos estrés) se elevan considerablemente cuanto más tiempo se les deja llorando.
Esto no debería percibirse como critica o juicio personal, sino cómo una posible respuesta para un mundo mejor, hay muchas maneras de querer, pero el mamífero humano, tiene unas prioridades muy claras, el amor es esencial. Cuando cuidamos de un hijo cuidamos del futuro, de nosotros aprende a amar, a amarse a sí mismo, a otros y al planeta.

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