viernes, 27 de enero de 2012

Leche del inicio, leche del final


Veinte minutos en un pecho y veinte minutos en el otro pecho, o quince en uno y quince en otro? Y porqué no siete en uno y siete en otro? Qué hay de cierto en ello?


Foto de The Skeptical Mother. 
Izquierda: Leche del inicio. Derecha: Leche del final

Por Valeria Calderón.

La primera leche, aquella que recibe el bebé recién nacido se llama calostro, un líquido espeso y amarillento que viene muy concentrado pero con importantes beneficios a nivel inmunológico y que luego de unos días se transforma en leche madura. 

Cada bebé recibe la leche materna de acuerdo a un patrón propio que irá cambiando conforme el pequeño crezca y se desarrolle, por ello es muy importante permitir que reciba su leche cada vez que lo pida y no cada vez que el reloj lo diga. El consejo de quince minutos de un pecho y quince minutos del otro pecho cada tres horas, o diez y diez, o cinco y cinco, no aplica para un bebé amamantado porque un bebé puede cambiar la frecuencia de las tomas a lo largo del día, a lo largo de su crecimiento o esperar más o menos tiempo entre tomas si así su naturaleza lo indica. Esto quiere decir, que el deseo del bebé de tomar leche seguido, no es un indicador de falta de leche materna como si lo podría ser que no moje pañales o no suba bien de peso, así como es normal que el mismo bebé tome leche con intervalos mayores de tiempo. 

Por lo general los bebés toman pecho ente ocho y doce veces cada veinticuatro horas y conforme los bebés van creciendo, su capacidad gástrica aumenta y naturalmente van regulando los tiempos de su alimentación. 

No termino de entender el porqué de los famosos quince y quince y me pregunto, porqué no siete y siete. Lo que si entiendo es que funciona más permitir que el pequeño termine el primer pecho sin que debamos contar minutos para cambiarlo al segundo pecho. Esto se explica porque la composición de la leche va cambiando a medida que transcurre una toma: la primera leche que sale, llamada leche del inicio, viene en un volumen grande, calma la sed del pequeño y tiene un rico contenido de lactosa aunque poca grasa. Conforme transcurre la toma esta leche da paso a la llamada leche del final que no tiene tanto volumen pero es grasosa y le ayuda a subir de peso. El bebé y no el reloj, es el único en el mundo que sabe cuando obtuvo el equilibrio que necesitaba para su desarrollo. A modo de ejemplo, si salgo a comer con una amiga, fácilmente puedo ver que mientras yo voy en el postre, ella apenas está terminando su plato principal. Ella se toma su tiempo para comer como muy probablemente lo hacen algunos bebés. Si un bebé de este estilo es cambiado de pecho, muy probablemente está recién probando la entrada y lo hacemos levantarse de la mesa y cambiarse de restaurante para llegar a otro y ofrecerle el postre sin la posibilidad del plato fuerte. 

De igual manera un mismo bebé que cuando es recién succiona lentamente, seguramente va a tomar leche en menor tiempo conforme crezca. Y el hambre del bebé es otro factor que influye porque entre más larga se haga la toma, más grasa hay en la leche entonces, si el bebé no tiene mucha hambre, seguramente tomará la leche del inicio y en una próxima toma recibir la del final. 

Las consecuencias de no permitir que sea el bebé quien marque la pauta son: bebés más irritables que se llenan de lactosa, aumenta de peso despacio, están inquietos y tienen una deposición verdosa y líquida. 

Como en todo hay excepciones: un bebé recién nacido por lo general es somnoliento o un bebé con una succión débil por ejemplo. En este caso, una de las técnicas para que reciba su alimento es estimularlo a que tome leche alternando de pecho frecuentemente. 

Cómo sabemos si nuestro bebé quedó satisfecho? Por lo general, el mismo dejará de tomar y se quedará dormido o soltará el pecho. En ese momento podemos aprovechar para intentar sacarle gases y ofrecerle el segundo pecho que probablemente si es un bebé pequeño no aceptará, caso en el cual, cuando vuelva a pedir se lo ofrecemos. Si el bebé solo tomó un poquito de leche, cuando vuelva a pedir le damos del pecho que dejó “comenzado”. 

Si estamos en los primeros días luego del nacimiento del bebé y sentimos congestión mamaria en el otro pecho del que no tomó el bebé, tal vez nos funcione extraernos una pequeña cantidad de leche del pecho que no tomó para aliviar esa congestión. 

Fuentes: 
El Arte femenino de amamantar 
Lactancia maternal, libro de respuestas

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